Tras un año y medio de pandemia, hace casi un mes que se declaró que la mascarilla ya no era de uso obligatorio y a pesar de ser lo más esperado por todo el país, ha surgido un nuevo problema: el síndrome de la cara vacía, el malestar y la angustia por llevar la nariz y la boca destapadas.
Síndrome de la cara vacía: cómo nos condiciona el miedo a quitarnos la mascarilla


Aunque la mascarilla se deba de seguir usando en espacios cerrados y cuando no podamos mantener la distancia de seguridad, la mayoría de las personas ya han experimentado la vieja sensación de ir sin el cubrebocas por las calles. Sin embargo, ese gran deseo de todos se ha convertido en la pesadilla de otros.
El síndrome de la cara vacía, así se ha denominado al miedo y la vergüenza por ir sin mascarilla por la calle.
¿La razón? Nos hemos acostumbrado a llevar la mascarilla para protegernos del virus y así evitar contagiar a los demás ya que somos seres de costumbres. Ahora que ya nos la podemos quitar, nos sentimos desnudos y eso se traduce en estrés, ansiedad y malestar, algo que ha afectado a más personas de las que creemos.
¿Cómo puedo saber si sufro el síndrome de la cara vacía?
Este síndrome provoca nerviosismo, inquietud, aislamiento social y síntomas agorafóbicos al quitarse la mascarilla.
La psicóloga Angélica Rodríguez García nos revela que “es necesario tener en cuenta que no es una patología en sí misma, sino que agrupa síntomas que están relacionados con alteraciones emocionales, sobre todo, del tipo ansioso”
Las tres características más frecuentes para reconocer que tenemos el síndrome de la cara vacía son:
- Miedo a contagiar o contagiarse
- Sensación de inseguridad al no llevar la mascarilla
- Sentirnos incómodos si interactuamos con alguien que no la lleva.
Estas características son las que nos hacen darnos cuenta de que tenemos miedo a quitarnos la mascarilla y a volver a tener contacto social con las personas. Sin embargo, la aparición de este síndrome se considera algo totalmente normal.
La mascarilla evita que mostremos nuestras emociones
Además de por quitarse la mascarilla, el síndrome también puede aparecer al ver la cara completa sin mascarilla a los demás o por miedo a contagiarse (algo normal a pesar de la baja incidencia).
La mascarilla es fundamental para no traspasar el virus a las personas, pero también impide que mostremos nuestras emociones al ocultar una gran parte de nuestra cara que es fundamental para la comunicación no verbal y esto también puede suponer una sobreexposición al quitarla que genera ansiedad.
“No hay tratamiento para este síndrome, lo hay para los síntomas que pueda desarrollar la persona, es decir, si desarrolla ansiedad extrema, podría ser tratada de esto” dicen los expertos.
Si es cierto que el proceso de adaptación a la nueva normalidad depende de las personas y la rapidez de este proceso dependerá de ciertas características de personalidad y de nuestra propia experiencia en este tiempo.
El caso es que este síndrome se suele dar en personas con un perfil en común. Este perfil en cuestión suele contar con problemas psicológicos, sobre todo relacionados con la ansiedad, trastornos de personalidad y con problemas de fobia social o timidez.
La experta afirma que para las personas con problemas de inseguridad, la mascarilla ha sido un alivio. Además, revela que tras la pandemia las consultas relacionadas con las fobias, ansiedad, estrés y depresión han aumentado sobre todo en la población joven de entre 17 y 30 años.

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Como ya hemos mencionado, este síndrome no tiene tratamiento, pero lo que desarrollan, es decir, si desarrollan ansiedad sí que se puede tratar.
El objetivo es pasar de la evitación al enfrentamiento y para ello, una de las terapias que más se utilizan actualmente es la cognitiva conductual, que trata de atacar los miedos y pensamientos irracionales y, de ayudar al paciente a hacer frente a las situaciones que le provocan más estrés.
Quitarse la mascarilla es algo voluntario y no obligatorio por lo que hay que respetar los tiempos de cada persona e ir de forma progresiva hasta que se sientan seguros.
La terapia será distinta dependiendo de la persona y del caso, ya que unos tienen miedo extremo al contagio, otros a trabajar exponiéndose al público y otros presentan falta de autoestima.
Recordemos que no hay que patologizar todos los cambios que se presenten en nuestra vida ya que, la vida es muy larga y serán muchos. Hay que normalizarlos y para eso están los psicólogos, ellos ayudan a que se produzca esa normalidad desde la responsabilidad y el sentido común.
Quitarse la mascarilla es algo positivo
Generalmente, quitar la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores se ha visto como un beneficio para la salud mental de la gente por el simple hecho de que ver la cara de las personas y percibir sus gestos y expresiones facilita la cercanía y la familiaridad.
En este año de pandemia se ha visto de forma clara que el contacto social es algo fundamental, así lo han visto también los niños ya que el acudir a clase y no poder ver la cara a sus compañeros y profesores ha sido algo que ha dificultado su aprendizaje.
Al fin y al cabo, sí, la mascarilla ha sido nuestro gran aliado para poder sobrevivir a este año, pero aunque nos proteja, también nos distancia. No obstante, a pesar de que para algunas personas quitarse la mascarilla les parece un acto irresponsable o incluso generen un síndrome, lo que está claro es que ya se va viendo la luz al final del túnel.
En definitiva, la vida es muy distinta a como la conocíamos y adaptarnos a una normalidad diferente a la que hemos vivido durante toda nuestra vida es un proceso largo pero que se puede superar.
Si tras leer el artículo tienes dudas puedes probar una sesión gratis y nuestros psicólogos te las resolverán.
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