Dice la cultura popular que «la primera impresión es la que cuenta». No le falta razón dado que el primer contacto y las sensaciones que nos causen, nos permiten crear opinión y hacernos un juicio de valor de la otra persona.

Pero ¿qué ocurre cuando no hemos generado la impresión que deseábamos? ¿Se puede cambiar esa primera impresión? ¿Cómo podemos lograrlo? Nos lo cuenta en esta entrevista Toni Cátedra, coach en Cátedra Coaching y miembro del directorio de Siquia.

¿Qué no hay que hacer nunca para causar una mala impresión en una entrevista de trabajo?

Existen muchas variables que pueden provocar que el entrevistador/a se lleve una buena o mala impresión de nosotros. Si dividimos la entrevista en tres etapas (previo a entrevista, la entrevista en sí y el seguimiento de la misma ) en cada una de ellas vas a tener el poder de decidir si quieres ser o parecer el candidato ideal para el puesto. Nuestra experiencia nos ha ensañado que:

Previo a la entrevista: estudia la empresa antes de ir, empleados, facturación, media de edad, momento en el que se encuentran, si están buscando más posiciones o no,… Y, de la misma manera, investiga quién te hará la entrevista: el responsable de RRHH, la persona que trabajará contigo, etc… Antes de ir a la entrevista ya tienes que tener claro cómo vas a poder sintonizar con la persona que te reciba.

Durante la entrevista: llega pronto, unos 5 minutos antes más o menos. Vístete acorde con el puesto a ocupar y la política de la empresa. No es lo mismo ser director general en una empresa punto.com que en una del sector de automoción. Espera relajado. Cuando camines hacia el lugar de la entrevista hazlo erguido, con determinación, con seguridad y sonriendo. En este momento ya se están haciendo una primera impresión. Al dar la mano adecuate al tono de tu entrevistador. El hecho de dar la mano ambos ya podéis haceros una idea del tipo de persona que sois (enérgicas, flemáticas, …). En ese momento se trata de que sintonices, no de que lideres. Siéntate donde te asignen y cuida que tanto tu lenguaje verbal y no verbal vayan acompasados y acordes con el de la persona que te entrevista. Combina seguridad y humildad. Durante la entrevista haz preguntas sobre la empresa, el puesto, lo que se espera de ti, …

Al irte: No te vayas sin saber cuál será el siguiente paso. Agradece. Te recomendamos también enviar un mail de agradecimiento en el que puedes aprovechar para dejar claros aquellos puntos que te convierten en el candidato ideal y te hacen diferente.

Si haces todo esto vas a tener una ventaja competitiva respectos a los demás aspirantes.

¿Y en una cita? 

Cambia el contexto pero no la esencia en cuanto a cómo tendemos a a relacionarnos con los demás. Si llegas tarde a una cita, das besos “al aire” o das la mano con un tono muscular diferente al de la persona con la que has quedado, vas “mal vestido” para esa ocasión ( ¿ cómo irías a una cita en una ópera?), eres un gritón y la otra persona es más pausada, no sintonizas, no miras a lo ojos, conversas de temas que solo te interesan a ti, … podemos seguir, pero con lo dicho ya tenemos más que suficiente para generar una “mala impresión”.

¿Puede revertirse una mala impresión o ya estamos condenados a la primera imagen que transmitimos?

En este caso destaca ese “efecto de primacía” que llamamos en psicología. Tendemos a hacernos una idea de las personas e incluso lugares en función de esa primera impresión que tenemos. Si piensas en tus amigos más íntimos la mayoría de ellos te causaron una buena impresión cuando los conociste. Nuestra experiencia es hacer una reflexión después de la entrevista: lo que hemos hecho bien, lo que podemos mejorar y lo que hicimos mal. Es muy difícil revertir esa primera impresión.

Cuanto más nos parecemos a la otra persona mayor es la confianza y la impresión positiva que generamos

No obstante, si después de esa autocrítica llegamos a la conclusión de que hemos actuado provocando una mala imagen, lo mejor es hablar de lo que ha pasado, ver si esta percepción es solo mía o la otra persona también lo ve de la misma manera, y explorar otros puntos de vista que nos unan y sintonicemos en lugar de alejarnos. Cuanto más nos parecemos a la otra persona mayor es la confianza y la impresión positiva que generamos. Conclusión: prepárate todo lo que puedas para dar una muy buena impresión! Pasa esto solo tienes una oportunidad, no la desaproveches!

Muchos psicólogos recomiendan tantas pautas para una entrevista de trabajo que parece que hay que dejar de lado el ser uno mismo. ¿Qué papel hay que otorgarle a la espontaneidad en estas situaciones? ¿La dejamos en casa o es bueno transmitir como uno es?

Es cierto que hay demasiadas pautas para hacer “la entrevista de trabajo ideal”. Es un tema de sentido común unido a preparación. No se trata de ser el mejor, sino de ser el candidato/a ideal para el puesto a ocupar. Lo del ser tu mismo o no es relativo. La pregunta es: si eres tu mismo ¿ te acerca para conseguir ese puesto o te aleja?. Nuestra experiencia es que cuanto más seas tú mismo, si eres el elegido/a, más ecológico y sostenible será tu trabajo en el tiempo. Los trabajos no son trabajos por sí mismos, están “rodeados” de valores y otras variables que cuanto más se identifiquen contigo mejor. Si actuamos, si jugamos a ser lo que no somos, si mentimos ¿cuánto vamos a durar en ese puesto de trabajo? Y si duramos, ¿cuál es el precio (emocional) que vamos a tener que pagar? 

Cuanto más seas tú mismo en una entrevista de trabajo, si eres el elegido, más ecológico y sostenible será tu trabajo en el tiempo

Y respecto al ser espontáneo o no es una variable que más que ser buena o mala tenemos que plantearnos si es adecuada o no adecuada con la persona que nos entrevistamos. Si ser espontaneo me va a permitir mostrar un rasgo diferencial al de los demás aspirantes pues perfecto. Con el humor pasa algo similar. Puede ayudar a relajar el ambiente, mostrar aspectos de ti más creativos, relativizar un contexto que a priori se vive con cierta tensión, etc.

¿Dan la misma importancia hombres y mujeres a la primera impresión?

En general la forma de funcionar es la misma. Si tenemos una buena impresión de alguien le otorgamos ese “efecto del halo”, por lo que cuando nos gusta una persona tendemos a hacer extensivo que nos gusta en la mayoría de sus facetas. Si hablamos del contexto “cita” si que puede ser que ciertos hombres no le otorguen tanta importancia a que la chica llegue tarde unos minutos pero al revés el mismo hecho puede interpretarse de otra manera. En este caso depende de tu educación,  mentalidad, cultura, valores, la importancia que le otorgas al tiempo … Y lo mismo en el contexto laboral, donde todavía tenemos que seguir trabajando en la igualdad de género, ya que si aplicamos para una oferta de trabajo de “mecánico” y se presenta una mujer puede haber alguien que se quede sorprendido ( primera impresión).

En definitiva se trata de sentido común, amplitud de miras y empatía.