Razones para ser infiel

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Uno de los motivos de consulta más habituales en la terapia de parejas suele ser la brecha abierta por una infidelidad de una de las dos partes. Normalmente ambos comentan que no quieren echar por la borda todo el tiempo de relación que llevan, porque a parte de esa infidelidad, su vida compartida les complace lo suficiente como para querer estar juntos.

Pero una infidelidad, en efecto, es una brecha importante en la mayoría de las relaciones que la sufren, de hecho en muchas ocasiones es la causa de la ruptura de la misma.

Cuando uno de los miembros de la pareja es infiel y el otro lo descubre, se quiebra la confianza indispensable para que la pareja funcione, y la confianza es muy complicado ganársela y muy fácil perderla.

Por este motivo, cuando la pareja llega a consulta, el terapeuta debe dejarles muy claro que si quieren sobreponerse a la infidelidad y volver a estar como estaban antes, deberán realizar un trabajo bastante arduo y en ocasiones complicado

Cuando la pasión empieza a calmarse

Cuando empezamos una relación con una nueva pareja, nuestro cerebro está hiperactivado: toda nuestra atención y la mayor parte de nuestra energía vital se centran en esa persona que está empezando a formar parte de nuestra vida. Continuamente pensamos en él o ella, nos llamamos tres o cuatro veces al día, y todas las horas que pasamos juntos nos parecen pocas. Eso es lo que se describe como «enamoramiento». Este proceso dura entre cuatro y 10 meses, más o menos.

A partir de entonces, esa pasión inicial empieza a asentarse y nuestro cerebro nos comunica que ya no es necesario estar todo el día con la cabeza puesta en esa persona, ya que la tenemos más o menos asegurada a nuestro lado. Es entonces cuando se empieza a establecer una rutina de pareja.

Este proceso no es malo ni negativo, por supuesto, es completamente necesario para nuestra salud mental, si durante toda la vida estuviéramos como en la primera fase del enamoramiento, seríamos personas poco productivas y eficientes.

Pero muchas personas viven este proceso normal como «el final del amor«. No son pocas las personas que afirman que «cuando la pasión disminuye, se acaba el amor», pero las parejas que llevan juntas unos cuantos años saben perfectamente que eso no es así. Cuando la pasión inicial empieza a disminuir, es cuando empiezas a conocer realmente a esa persona con la que estás, y es cuando realmente puedes ser objetivo y decidir si te compensa estar con ella o no.

Es en este punto de la relación, cuando la pasión y el interés integral por la pareja empiezan a disminuir cuando pueden empezar las infidelidades, aunque no se dan, por supuesto, en todas las parejas, ni es una ciencia exacta: las infidelidades pueden empezar a partir de los 3 o 4 meses de relación, no iniciarse hasta que la pareja lleva 40 años juntos o no darse jamás.

Las razones por las que las personas son infieles a sus parejas pueden ser muchas, las más comunes son las que describimos a continuación.

Rutina

Marta llega a casa después de su jornada de trabajo. Son las siete y media de la tarde y lleva desde las ocho de la mañana fuera de casa. Cuando entra al salón de su casa se encuentra a Juan vigilando a los niños mientras acaban de hacer los deberes. Le da un beso en los labios y se mete de cabeza en la ducha.

Cuando sale, Juan se encarga de asear a los niños mientras ella va preparando la cena, poniendo la mesa y acabando de tender la ropa de la lavadora.

Cenan los cuatro juntos, hablan con los niños mientras los distraen para que se coman el plato de verdura y pescado que tienen de cena. Les preguntan por su día en el colegio, por las notas de los exámenes o por sus clases extraescolares. Cuando acaban de cenar recogen la mesa entre los cuatro y Marta acompaña a los niños a lavarse los dientes y a acostarse mientras Juan friega los platos y le da una pasada a la cocina.

Son las nueve y media de la noche y, por fin, Marta y Juan se pueden quedar solos. Se sientan en el sofá, ponen la televisión y Juan coge un libro. Antes de que puedan mediar palabra caen los dos rendidos ante el sueño y el cansancio.

Así un día, y otro día, y otro día más. Y van pasando las semanas y la rutina diaria se instala por completo en sus vidas. Las oportunidades de estar juntos son pocas, y las de tener relaciones sexuales, menos.

Intentad sobreponeros a la rutina. Reservad una o dos noches a la semana para hacer algo juntos: salir a cenar sin los niños, ver una película que os guste a ambos y después comentarla (e intentad no dormiros) o jugar a un juego de mesa que os haga pasar un buen rato de pareja. Buscad actividades para hacer los fines de semana, aprovechad las horas libres que tenéis para redescubriros.

Este es uno de los caldos de cultivo más fértiles para las infidelidades. Un día aparece en la vida de Marta un compañero de trabajo que le resulta atractivo, con el que tiene tiempo de hablar ya que pasan muchas horas juntos en la oficina, con el que entabla una relación de amistad y con el que, un día, no sabe cómo, acaba fantaseando. Hasta que llega la infidelidad.

Autoestima

Imagina que tienes un espejo mágico en casa que te dice cada día lo guapo, sexy y realmente bueno que eres. Es muy probable que los primeros días te sientas muy bien, feliz, satisfecho contigo mismo. Pero poco a poco esa sensación de felicidad que te provoca empieza a ser normal en tu vida y se va debilitando. Y llega un punto en el que, para volver a sentirte valorado, ya no basta con las palabras amables del espejo, necesitas que te lo diga alguien más.

Eso es lo que pasa, a menudo, en la pareja. Es posible que tu pareja te diga cada día cuánto te quiere y cómo le atraes, pero puede llegar un momento en que sus palabras ya no signifiquen lo mismo para ti y necesites que alguien, fuera de la relación te recuerde lo excepcional que eres.

Haced un ejercicio de memoria y recordad cómo os sentíais el uno con el otro al principio. Recordad qué es lo que hizo que os enamorárais de esa persona y recordádselo a ella. Hacedlo sentir especial, quizás un piropo en un momento en el que no se lo espere, o un mensaje durante el día recordándole cómo os gusta.

Por supuesto, hay veces que simplemente con que un compañero de trabajo, o un amigo te recuerde lo fantástico que eres, ya será suficiente, pero puede ser que realmente necesites sentir cómo atraes de una forma más erótica a una determinada persona.

Demostrar que somos independientes

Muy ligado a lo anterior, tenemos esta razón que, sobretodo, explicitan muchas mujeres: «necesitaba demostrarme a mí misma que no dependo de él para hacer lo que yo quiera».

Estar en pareja no debe suponer renunciar a tu independencia. Sal con tus amigos por lo menos una vez al mes: una noche de fiesta, un fin de semana en una casa rural o un día de excursión. Hazlo desde el principio de la relación, mantén tu independencia «a pesar» de tu pareja e invítale a que haga lo mismo. Disfrutad de actividades por separado.

A menudo, cuando estamos en pareja, acabamos diluyendo un poco nuestra independencia en pro de la supervivencia de la pareja. Es completamente normal. Pero para algunas personas esto puede ser un motivo de ansiedad: «yo antes era una mujer libre e independiente, no tenía que darle explicaciones a nadie, podía hacer todo lo que me apetecía».

Dificultades sexuales con la pareja

Puede ser que tu pareja sea ideal en muchos sentidos: atenta, divertida, amable, buen padre (o buena madre), etc. Seguramente esto te hace sentir seguro, protegido, estable.

Si no estás satisfecho con tus relaciones sexuales, háblalo con tu pareja. No lo dejes pasar. Intentad introducir en vuestra vida sexual algún elemento que os excite a ambos, un disfraz, un juguete, un lubricante, las posibilidades son muchas. Quizá es sólo cuestión de que cambiéis la cama por la mesa de la cocina, o por el sofá. Jugad y experimentad: un compañero de vida puede (y debería) ser un gran compañero de cama.

Pero una relación de pareja se diferencia de una relación de amistad básicamente por el hecho de mantener relaciones sexuales. Y muchas veces esas relaciones no satisfacen a uno o ambos componentes de la pareja. Es importante hablar de ello sin tapujos, comentarle a la otra persona lo que necesitas o lo que te gustaría.

Cuando esta situación de desencanto sexual se instala, es muy posible que decidas buscar esa excitación sexual fuera de la pareja: una persona con la que, quizá, no te unan vínculos de ningún otro tipo y con la que puedas llevar a cabo todas tus fantasías.

Búsqueda de emociones

Esta suele ser la razón más típica, simplemente la persona necesita volver a experimentar las sensaciones del inicio de una relación de pareja.

No deberías arriesgarte a acabar una relación que funciona por una que está empezando y que te ofrece sensaciones que creías haber olvidado. A la larga esas sensaciones volverán a atenuarse y estarás en el mismo punto. Lucha por recuperar esas sensaciones con tu pareja, quizá algún juego de rol en el que interpretéis papeles diferentes. En este artículo podrás encontrar algunos ejercicios para mejorar tu relación y recuperar esa emoción del principio.

Es muy posible que la persona haya idealizado la etapa del enamoramiento y necesite volverla a sentir. Es común que, cuando esto sucede, la persona crea que esas nuevas sensaciones son «el amor verdadero» y que con su pareja este amor ya no existe. Suele ser entonces cuando muchas parejas rompen.

Lo que no está teniendo en cuenta esta persona es que, en unos meses, esa emoción del enamoramiento, como explicábamos antes, desaparecerá de nuevo y volverá a verse en la misma situación.

Venganza

Y esta es la justificación que dan muchas personas para su infidelidad: «es que ella fue infiel y se lo quería devolver» o «es que pensaba que me era infiel y antes de ser una «cornuda», preferí que lo fuera él».

¿Se puede perdonar una infidelidad?

. No es una tarea fácil y muy a menudo se necesita de la ayuda de un profesional especializado en terapia de pareja para que ambos se puedan sobreponer a la infidelidad y se restaure la comunicación sin tensión y la confianza de nuevo.

Con la ayuda del terapeuta se conseguirá ir al centro de la cuestión, averiguar qué fue lo que hizo que la persona cometiera la infidelidad y ponerle remedio.

Si descubres que tu pareja te es infiel, no le pagues con la misma moneda. No te va a llevar a nada. Apuesta por la comunicación, hablad del tema e intentad averiguar por qué ha sucedido la infidelidad e intentad ponerle remedio antes de tirar por la borda toda la relación.

No son pocas las parejas que superan estas situaciones y que afirman que su relación salió fortalecida de este hecho.

Pero tampoco son pocas las parejas que no sobreviven a una infidelidad. Es decir, no es recomendable utilizar el arma de la infidelidad con la excusa de que va a ayudarme a mejorar mi pareja: es muy posible que no sobreviva a ella.

Terapias que pueden serte útiles

Imagen de Silvia Catalán
Sobre Silvia Catalán Sílvia Catalán es licenciada en Psicología por la Universitat Autónoma de Barcelona y colegiada número 21279. Está especializada en sexología y salud sexual y en terapia de pareja.
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