niño no obedeceCuando hablamos de violencia contra los niños es muy posible que lo primero que se nos venga a la mente son imágenes de padres tiranos que pegan verdaderas palizas a sus hijos y que les tienen atemorizados con un chantaje emocional constante. Sin embargo, la violencia contra los más pequeños puede ser más sutil, que incluso a parte de la sociedad no le parezca mal y aun así, causa estragos en la psicología de los niños y les provoca problemas a largo plazo.

Los niños que han sido educados con violencia como método correctivo acaban con problemas en la autoestima y su capacidad cognitiva se ve reducida. Cualquier golpe, humillación o incluso chantaje merma su percepción de sí mismo y lo atemoriza hasta el punto de no confiar en el progenitor que aplica la violencia en contra de él. No todos los adultos son conscientes de que el respeto no se gana a golpes.

La disciplina se debe aplicar de otra forma, con normas y respeto mutuo. Los golpes de parte de los adultos enseñan a los niños que la violencia no está mal y es muy posible que en algún momento ellos mismos decidan aplicarla a sus compañeros o a alguna persona de su entorno. La OMS asegura que los niños que han sufrido violencia en su infancia son más propensos a caer en vicios tales como el tabaco y las drogas. Además, les impulsa a lanzarse a actividades de riesgo y a padecer más enfermedades mentales como la depresión o ansiedad.

Como adulto debes ser capaz de ponerte en la piel de los niños e imaginar como te sentirías tú si te trataran de la misma forma. Cualquier golpe resultaría humillante y atemorizaría. Así pues, si la violencia contra las mujeres o colectivos vulnerables está mal vista hay que tener en cuenta que los niños no son una excepción. Son seres humanos independientes que no pertenecen a sus padres aunque estos tengan la obligación de proporcionarles todo lo que necesiten para su desarrollo. 

Cómo educar desde la serenidad y con la comunicación como base

  • Sé consciente de que no puedes hablar de la misma forma con un niño de cinco años, con uno de diez y con un adolescente de quince. Cada uno piensa de una forma porque está en una fase de desarrollo distinta. Si ves absurdo mandar a un adolescente a su habitación unos minutos tampoco tienen sentido los castigos demasiado severos con los niños pequeños.
  • Ten en cuenta que los niños, sobre todo los más pequeños aprenden por imitación, entonces tienes que ser un ejemplo de autodisciplina para ellos. Si observas por ejemplo que dicen palabrotas lo es muy posible que las haya aprendido de ti o de alguna persona de su entorno. Los progenitores son los primeros y más importantes referentes para los niños.
  • Pon límites a sus conductas negativas. Cuando son pequeños, los niños no diferencian entre el bien y el mal y cuando te des cuenta de que tienen ciertos comportamientos negativos por primera vez, en lugar de enfurecerte con ellos intenta razonar de por qué lo que hacen está mal. Opta por reprenderles de forma inteligente y dando motivos claros.
  • Si ves que es algo que se repite aplícales un castigo justo y proporcionado. No es lo mismo castigarles por haber suspendido un examen que castigarles por decir contestar.
  • Refuerza sus comportamientos positivos con premios. Busca formas variadas de premiar sus esfuerzos y de la misma forma que debes corregir los comportamientos negativos de forma proporcionada, esto hazlo igual. Si el niño se esfuerza para una asignatura y saca una buena nota puedes llevarle al cine y si te ayuda con las tareas del hogar puedes hacerles la comida que más les gusta.
  • Descubre por qué tu hijo se porta mal porque muchos comportamientos negativos nacen de que tienen sueño, hambre o se aburren e intentan llamar tu atención. En ese caso pregúntales qué les pasa y si necesitan algo para poder reconducir su mal comportamiento.
  • Privarles de cubrir sus necesidades básicas siempre es una mala idea y aún así este tipo de castigos son muy recurrentes e incluso en el cine o las series se ven mucho. “Sube a tu cuarto sin cenar” es un castigo bastante más cruel de lo que parece a simple vista porque le privas de una necesidad primaria del cuerpo impresindible para sobrevivir.

Los niños que sufren violencia en casa son más propensos a repetir esas conductas fuera y , en general, llevar peor vida

  • A veces es beneficioso ignorar un comportamiento negativo y permitir al niño cometer un error para que aprenda de este. Esto funciona cuando están haciendo alguna trastada leve por casa.

Con el tiempo se aprende a gestionar las situaciones negativas en casa y se aprende a aplicar castigos justos y proporcionados. Esto debe ir de la mano con la adquisición de habilidades de escucha activa y empatía. Solo de este modo se puede conseguir tener unas relaciones sanas con todos los miembros del hogar pues la convivencia general mejora.

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