
¿Podrían las aplicaciones de salud mental conducir a un sobrediagnóstico?


La tecnología inunda todos y cada uno de los rincones de nuestra vida. Y la salud mental no iba a ser menos. Encontramos volúmenes ingentes de aplicaciones, algunas muy conocidas, sobre salud mental en la red. Pero, ¿hasta qué punto debemos fiarnos de estas? ¿Son buenas herramientas como tratamiento para nuestros problemas? ¿Sustituyen de verdad la terapia con un psicólogo? ¿Son una alternativa a la terapia online? Podríamos responder casi todas estas preguntas con un no.
Pero remitámonos a los hechos. La Universidad de Syndey ha estudiado qué tipo de publicidad rodea a las aplicaciones más populares de salud mental, y cómo funcionan estás aplicaciones en lo respecta a diagnóstico y gestión.
La investigación, publicada en Annals of Family Medicine, amplía el trabajo del Centro Charles Perkins de la Universidad de Sydney y se llevó a cabo con la Facultad de Farmacia de la Universidad, el Distrito de Salud Local Western Sydney y la Universidad de Adelaide.
No es baladí. El estudio evaluó la publicidad de 61 aplicaciones destacadas de salud mental disponibles en EE. UU., El Reino Unido, Canadá y Australia a finales de 2016, haciendo foco en aquellas aplicaciones que hablan explícitamente de diagnósticos o síntomas de salud mental y ofrecen diagnóstico u orientación. Esto segundo es muy importante, porque hablamos de aplicaciones cuya finalidad no es la divulgación, sino ser sustitutas del trabajo de un psicólogo.
El análisis identificó dos mensajes claros: la salud mental pobre es omnipresente y las personas pueden manejar fácilmente sus propios problemas de salud mental con las aplicaciones.

Para la Dra. Lisa Parker, asociada de investigación posdoctoral del Centro Charles Perkins de la Universidad de Sydney y de la Facultad de Farmacia, los hallazgos son preocupantes: «Señalar que problemas de salud mental están presentes en todos promueve la medicalización de los estados normales”. De esto sabemos mucho en España, con una de las tasas más altas de Europa en consumo de pastillas para la ansiedad.
«Las aplicaciones que evaluamos tienden a alentar el uso frecuente y promueven la responsabilidad personal de la mejora”, dice la Dra. Parker.
«La idea de que los altibajos normales de la vida diaria necesiten tratamiento podría impulsar el uso de estas aplicaciones por personas con preocupaciones menores”, añade. Sin embargo, según la experta, la probabilidad de obtener beneficios significativos por estos usuarios es escasa.
Para evitar el sobrediagnóstico la doctora sugiere que los pacientes escuchen puntos de vista alternativos sobre una experiencia psicológica normal. Es decir, consulta con un profesional, acude a tu médico de cabecera o a un psicólogo: “Las personas que tienen problemas graves de salud mental pueden ser ayudados por los médicos de cabecera en lo que respecta a las limitaciones del uso de la aplicación y la importancia de buscar formas adicionales de atención de salud de apoyo cuando sea necesario».
La autora principal, la Dra. Quinn Grundy, del Centro Charles Perkins y de la Facultad de Farmacia, señala la importancia del papel de los profesionales de la salud a la hora de contrarrestar algunos de los mensajes que promueven estas aplicaciones.
Grundy indica que, a pesar de que el smartphone es una herramienta muy poderosa, no es el medio más adecuado para el tratamiento de la salud mental. «Las aplicaciones populares de salud mental se centran principalmente en soluciones de autoayuda individuales y responsabilidad personal«.
Otra de las preocupaciones es la posible negación de apoyo social que puede suponer el uso de estas aplicaciones al crear la expectativa de que podemos y debemos manejar los problemas de salud mental por nosotros mismos.
Si hay algún aspecto emocional de tu vida que no puedas controlar, consulta con un psicólogo. En Siquia ofrecemos un primer asesoramiento gratuito.
