Mi hijo no juega con otros niños ¿le pasa algo?

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Una preocupación relativamente común entre los padres surge cuando se dan cuenta de que sus hijos no se relacionan con los otros niños, están aislados o son poco sociables. ¿Qué es lo normal? ¿Cómo se relacionan realmente los niños pequeños? ¿Qué debemos hacer? ¿En qué momento debemos preocuparnos? ¿Cuándo hay que consultar con un psicólogo infantil? Veamos.

¿Cuándo empiezan a relacionarse los niños pequeños?

niño no obedece

Realmente empiezan desde que nacen, a las pocas semanas ya sonríen, buscan miradas, interaccionan con las personas que tienen alrededor, generalmente con los padres y hermanos.

¿Cómo identificamos sus primeras interacciones?

Las primeras interacciones son muy tempranas, desde el primer mes de vida ya empieza a sonreír y a hacer gestos casi instintivos. Ya es a partir del segundo mes de vida cuando lo hace más consciente. Sonríe cuando está bien, empieza a extrañar, se sorprende… Le gusta escuchar la voz de las personas que le están cuidando. A partir de los 3 años empieza a compartir juegos con otros niños.

¿Cuándo podemos sospechar que algo va mal?

Marcar una edad exacta es muy difícil porque cada persona lleva un ritmo, pero debemos prestar especial atención a si interactúa con nosotros con los primeros gestos que le hacemos (a partir de los 2 ó 3 meses), si gatea o si se pone de pie más o menos a los 8 ó 9 meses, si empieza a caminar sobre los 12 ó 14 meses,… En general son comportamientos que iremos comprobando y además contaremos con el pediatra en sus revisiones  habituales. A la menor duda, debemos de preguntar al pediatra. Será él quien determine si el pequeño necesita del apoyo de otro profesional como puede ser un psicólogo infantil.

¿Puede que el niño se relacione por timidez o vergüenza?

La timidez es un rasgo de nuestra personalidad, una manera de proceder que en muchas ocasiones la exteriorizamos a través de la vergüenza y que puede ser limitante a nivel social.  La vergüenza es un estado puntual. Cuando tenemos vergüenza tenemos miedo a hacer el ridículo, a ser objeto de burla, al deshonor; es un sentimiento consciente que hemos experimentado todos en alguna ocasión.

¿Y si es simplemente introvertido?

Sí, es posible; la persona introvertida disfruta de su soledad, necesita estar sola y es algo voluntario, en ningún caso tiene miedo a enfrentarse a situaciones sociales.

¿Qué hacer para ayudarle?

A partir de los 2-3 años aparecen los primeros signos de timidez e incluso de vergüenza. Generalmente se pasa con la edad, aun así debemos procurar un entorno de seguridad al niño, escucharle, no obligarle a hacer lo que no quiere hacer, procurar fortalecer su relación con otros niños, no  etiquetarle, no sobreprotegerle, reforzar las interacciones sociales y potenciar su autoestima demostrándole que sí puede conseguir todo lo que se propone.

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¿Cómo reconocer el aislamiento por algún tipo de abuso o acoso en casa o en el colegio?

Es necesario saber si ha cambiado su comportamiento en el último tiempo, si de repente no quiere ir al colegio o no quiere estar con sus amigos, si está más triste o irritable sin motivo aparente.

En definitiva, hay que fijarse en los cambios bruscos de comportamiento sin que haya una razón para ello. El caso de acoso en el  hogar, debemos ver si evita estar con alguna persona en concreto, si ha cambiado en alguna medida su manera de proceder, si tiene falta de apetito, si se muestra más triste o más irritable sin un motivo aparente, debemos observar su manera de jugar, fijarnos en los dibujos que hace, si tiene pesadillas recurrentes,… todo esto puede darnos alguna pista de que algo no funciona como debería.

¿Qué más puede aislar a un niño pequeño?

  • Fobia social. Es el miedo a hacer interacciones públicas, a estar en público y se manifiesta mediante sudoración, palpitaciones, tensión muscular, disfunciones intestinales, enrojecimiento de la piel en ocasiones puede llegar a confundirse con un ataque de pánico. Los niños con fobia social lo que quieren es estar en lugares donde se sienten seguros y con personas conocidas, de su entorno. La fobia social infantil la manifiestan ante adultos y ante niños de su misma edad.
  • Ansiedad por separación. La ansiedad por separación se da cuando el niño manifiesta un temor excesivo al separarse de la persona con la que tiene apego o incluso del hogar; angustia excesiva o miedo excesivo a perderse, a alejarse de su zona, a que le pase algo a la persona de apego, a dormir fuera de casa, pesadillas recurrentes con el tema de la separación, dolores de cabeza, náuseas, dolor abdominal cuando anticipa la separación… Por lo tanto, los niños tienden a aislarse porque prefieren estar en su hogar o con la persona con la que tienen apego. No hay problema si vamos a su zona o si están con la persona que quieren estar.
  • Trastornos del espectro autista. Este trastorno se diagnostica en niños de más avanzada edad, ya que no están afectadas las capacidades motoras tempranas (gatear, caminar, incorporarse…). El TEA  es un trastorno neurológico y del desarrollo que está presente durante toda la vida y que el diagnóstico temprano es muy importante para su tratamiento. Se caracteriza por problemas al interactuar con otras personas, intereses restringidos y movimientos repetitivos.
  • Altas capacidades. Los bebés «superdotados» son muy precoces, aguantan la cabeza antes de 1 mes de vida, dicen su primera palabra antes de los 5 meses, se sobreestimulan ellos mismos, con 6 meses ya responden a su nombre. Más adelante descubrimos que tiene hipersensibilidad emocional y también hipersensibilidad sensorial y en ocasiones pueden demostrar hipersensibilidad psicomotriz (son muy movidos, se agotan muy difícilmente), tienen mucha memoria y ofrecen resistencia a la autoridad. Por lo tanto, su incomprensión puede llevarles a sentirse aislados y a sentirse frustrados y marginados por lo que prefieren estar a su ritmo aunque sea en soledad.
  • Problemas en casa. Cuando un niño percibe malestar en el hogar tiende a retraerse, manifiesta retraso en el aprendizaje, problemas emocionales, suelen tener comportamientos violentos porque creen que esa es la manera de normal de relacionarse, se muestran irascibles con sus iguales. Muy a menudo creen que ellos tienen la culpa de la mala situación en el hogar y pueden llegar a tener depresión.

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