EMBARAZO ADOLESCENTE SIQUIANadia, 16 años, recibía terapia psicológica por una situación familiar complicada que le había acabado acarreando un trastorno de ansiedad. Nadia, que tenía novio desde hacía dos años, solía estar triste y no era difícil verla entrar discutiendo con él a través de su smartphone. Un día se sienta llorando tras haberle colgado “¿cómo sabes seguro que estás embarazada?” Poco me faltó para atragantarme con el café, “¿crees que puedes estarlo?” Lo siguiente ya es casi historia… Nadia sí estaba embarazada y solo lo sabían ellos dos y yo… El conflicto familiar estaba servido. Hoy en día Nadia tiene un precioso niño, Álvaro, que cría con sus padres mientras continúa estudiando…Del novio, no hubo más noticias.

Según un estudio del CSIC llamado la Maternidad adolescente en España, es a partir de los 15 años cuando se empiezan a producir los embarazos precoces.

¿Qué representa la adolescencia?

Es una etapa de la vida que transcurre entre los 10 y los 19 años aunque, existe alguna teoría que sugiere que podría llegar hasta mucho más tarde. Es el momento en que la persona esta en búsqueda de su identidad y en que se siente más identificada entre su grupo de iguales que con sus mayores.

Asimismo, es el período en que se inicia el desarrollo de la función sexual debido a la producción de hormonas, las cuales van permitiendo la maduración de los órganos sexuales – tanto femeninos como masculinos- lo cual conlleva la producción de células sexuales – óvulos o espermatozoides – según sean femeninas o masculinas.

Además, es una etapa en que el organismo tiene necesidades acerca de la alimentación, el ejercicio físico o el descanso pero, también, muestra cambios emocionales ante la atracción sexual, la búsqueda de sensaciones y cambios sociales mediante los que puede consolidar sus relaciones interpersonales y, especialmente, sus amistades.

¿Por qué se quedan embarazadas las adolescentes?

  • Obviamente, porque es la consecuencia inmediata de mantener relaciones sexuales sin protección o con “métodos anticonceptivos” nada anticonceptivos, como la marcha atrás. Diferentes estudios indican que no usar anticonceptivos o usarlos tras la primera relación sexual multiplica el riesgo de tener un embarazo no deseado hasta seis veces más con respecto a las adolescentes que utilizan anticonceptivos desde el primer momento. Además, según el tipo de anticonceptivo usado, la posibilidad de embarazo puede elevar el riesgo de un embarazo precoz hasta en cuatro veces.
  • Relaciones sexuales iniciadas tempranamente, sin existir la madurez emocional necesaria para una adecuada prevención.
  • Menarquía temprana. Madurez reproductiva aún si la adolescente todavía no controla las situaciones sexualmente de riesgo.
  • Familias disfuncionales, por diversos motivos, como pueden ser monoparentales o con conductas promiscuas. Indica la necesidad una excelente comunicación entre padres-hijos. En caso contrario, se pueden producir carencias afectivas que la adolescente no sabe solucionar. Suele encontrar como válvula de salida unas relaciones sexuales sumisas con tal de tener algo de ese afecto del que carece.
  • Mayor tolerancia de su contexto familiar, educativo y/o social a la maternidad adolescente.
  • Bajo nivel educativo. Una madre adolescente tiene menos posibilidades de acceder a la universidad en comparación con el porcentaje de madres no adolescentes Si existe un proyecto vital que prioriza alcanzar la universidad, dejando la maternidad para una edad más adulta, es más probable que la joven que mantiene relaciones sexuales lo haga usando métodos anticonceptivos eficaces .
  • Pensamiento mágico. “No me puedo quedar embarazada porque no quiero” o, más frecuente, «a mí estas cosas no me pasan”.
  • Entre las adolescentes circulan muchos falsos mitos acerca de los embarazos. Por ejemplo, “si tienes la menstruación no te quedas embarazada”, “si no hay penetración no es posible quedarse embarazada”, “con la marcha atrás, nunca te quedas embarazada».
  • Puntos de vistas diferentes entre ella y sus padres. Si los padres desaprueban que su hija mantenga relaciones sexuales a tan temprana edad, las hijas pueden tenerlas aunque sea por rebeldía y oposicionismo a la figura de autoridad. Corren mayor riesgo de hacerlo sin protección.
  • Migraciones recientes con pérdida del vínculo familiar.
  • Uso temprano de alcohol y/ u otras drogas.
  • Haber sido víctimas de abuso sexual.
  • Antecedentes familiares de embarazo adolescente.

Consecuencias del embarazo adolescente

Pueden ser de diversos tipos:

  1. Físicas

El embarazo produce un cambio en el cuerpo de una adolescente que todavía se halla en fase de crecimiento y desarrollo. Requiere de una alimentación mejor y más tranquilidad. Un embarazo temprano puede ocasionar:

  • Parada del crecimiento de la madre ya que las proteínas que iban destinadas a ello, se deben compartir con el bebé.
  • Anemia, desnutrición y, en algunos casos, toxemia.
  • Todavía en la actualidad, existe un aumento de la mortalidad materna entre adolescentes.
  • Riesgo elevado de abortos espontáneos así como nacimientos prematuros y complicaciones durante el parto debido a la inmadurez ósea de la pelvis adolescente.
  • Aumento de la posibilidad de tener muchos hijos ya que, al empezar a tener relaciones sexuales muy jóvenes con un primer embarazo adolescente, es más fácil que los hijos se sucedan rápidamente.
  • Aumento de la posibilidad de tener muchas relaciones sexuales con diferentes parejas, de forma continua, lo cual incrementa la probabilidad de contagio de una enfermedad de transmisión sexual.
  • Mayor riesgo de malformaciones congénitas que en mujeres adultas.
  • Mayor riesgo de que el bebé nazca con poco peso.
  1. Emocionales

La búsqueda de identidad y la autoaceptación como mujer de la adolescente se ve interrumpida al tener que aceptar su figura prematura de mujer embarazada. Supone una situación emocionalmente desastrosa que lleva a muchas adolescentes a preferir ignorarlo – como si así se pasara o no existiera el bebé – o a ocultar su estado a sus padres, sobre todo por el miedo a la reacción de los mismos. La adolescente se siente perdida y asustada, además de sufrir:

  • Problemas de autoestima y baja tolerancia a la frustración.
  • Absentismo escolar, incluso, abandono. En edades algo mayores, cambio de metas profesionales.
  • La madre tiene la sensación de que “arruinó” la vida del bebé y, por ello, se mostrará fría afectivamente con el mismo.
  • Se eleva el riesgo de separación, divorcio, ruptura y abandono por parte del compañero.
  • Ansiedad.
  • Afrontamiento de diversas situaciones emocionales.
  1. Sociales
  • Abandono precoz de los estudios sin continuidad en el futuro. Pérdida de oportunidades que ello comporta.
  • Limitación y precariedad de los trabajos que llegan a obtener, con una pérdida de la estabilidad laboral por encima del 50%.
  • Rechazo social.
  • Pérdida del círculo de amistades.
  • Emancipación temprana.
  • Formación temprana de la pareja.

Pero, ¿sólo hay consecuencias para la madre adolescente?

No, en absoluto. Es obvio que si la adolescente se ha quedado embarazada es porque ha mantenido relaciones con su pareja. Y aquí tenemos dos afectados más: el adolescente y la propia relación de pareja. Sin embargo, muchas veces, al hablar de embarazo adolescente parece que nos olvidamos del más importante: el propio bebé que, una vez llega, “nadie sabe cómo ha sido” pero parece ser el que menos se deba cuidar. Esto supone:

  1. Para el padre
  • Aumento del abandono escolar.
  • Ponerse a trabajar por un sueldo inferior al de las personas de su misma categoría laboral.
  • Elevada tasa de separaciones, divorcios y rupturas de pareja.
  • Mayor frecuencia de trastornos emocionales ante sus circunstancias vitales; trabajar en lugar de estudiar, falta de tiempo de ocio y pérdida grupo amigos.
  • Tener que actuar como si fuera un adulto cuando todavía quiere vivir y disfrutar como lo que es, un adolescente.
  1. Como pareja
  • Se pueden producir reproches, chantaje emocional y violencia.
  • Interrupción de su vida de adolescentes.
  • Dificultad para emanciparse. Los nuevos padres se vuelven dependientes económicamente de sus propias familias y generan situaciones de conflicto familiar.
  • Posibles celos del padre hacia el bebé por considerar que la atención de su chica ha pasado de centrarse en él para hacerlo en su hijo.
  1. Para el bebé

Suele sufrir algunos riesgos, como son:

  • Deficiencia física y/o mental debida a la inmadurez de las células sexuales.
  • Nacimiento prematuro y con bajo peso, lo que le hace más proclive a contraer ciertas enfermedades infecciosas.
  • Tendencia elevada a ser dado en adopción y, en casos extremos, ser abandonado. Ello supondrá una “mochila emocional” para cuando sea adulto y lo que representa de enorme injusticia para un ser indefenso, que no es responsable de los actos de sus padres.
  • No ser deseado. Repercutirá en la forma cómo será tratado y en el desarrollo de sus emociones.
  • Tener menos oportunidades y menos posibilidades de que sus necesidades estén cubiertas que en el caso de un niño deseado.

Los padres ante el embarazo de su hija

El papel de los nuevos abuelos es crítico. Consiste en acompañar a su hija ante la toma de decisiones importantes que van a marcar su futuro. Deben ayudarla a tener en cuenta todas las posibles opciones que tiene a su disposición y apoyarla, incondicionalmente, sea cual sea, esa decisión.

Hay que tener muy en cuenta que es importante no culpabilizar a su hija del embarazo ni tampoco de las decisiones que ella misma tome respecto al mismo.

La adolescente se implicará en su propio embarazo si ve que su familia está comprometida con el transcurso de la gestación, el parto y el futuro cuidado del bebé. De esta forma, ayudaremos a que la adolescente se sienta segura y le asuma su nuevo rol en un clima estable, de cuidado y cariño.

Será muy importante la relación de confidencia con su propia madre, la cual deberá aprender a “desapegarse” lentamente de su hija y, posteriormente, cuando haya nacido el bebé, deberá ir dejando que su hija cada vez sea más autónoma respecto a sus funciones y responsabilidades como madre.

Además, deben ayudar en diversos aspectos:

  • Mantener hábitos saludables: realizar una alimentación adecuada y una actividad física moderada. Evitar el consumo de tabaco, alcohol o drogas, siendo el consumo de fármacos, única y exclusivamente, bajo supervisión médica.
  • Ayudar a reorganizar la identidad de la adolescente, que estaba en proceso de formación: debe asumir que pasa de ser hija a ser madre y que, ello comporta cambios en las metas vitales. También a nivel de estudios, de aquello que se pretendía hacer con su futuro laboral…
  • Los padres deben ayudar a su hija a reorganizar toda su actividad cotidiana: decidir si sigue acudiendo al instituto, cómo es un embarazo y qué cuidados comporta, cómo van ser los cuidados – tras el nacimiento del bebé- de ella misma y del bebé…

No sé qué quiero hacer con el bebé…

Existen diversas posibilidades:

  • Criar el bebé con la familia de origen, de la madre.
  • Constituir una familia con el padre del bebé.
  • Darlo en adopción. Si estás en una situación como la descrita en este post y no te crees capaz o que no quieres quedarte al bebé, por favor, piénsalo muy bien antes de abandonarlo. Miles de parejas se hallan solas porque no pueden tener hijos, a veces ni con tratamientos de fertilidad. Para ellos tu hijo les podría suponer el regalo más maravilloso. Por favor, piénsalo bien.
  • Interrupción voluntaria del embarazo. La ley contempla esta posibilidad dentro de tres supuestos: violación, enfermedad congénita del feto o peligro para la integridad física o psíquica de la madre.

Si la adolescente opta por abortar, se debe tener en cuenta “el trauma del aborto”. Un conflicto intrapsíquico que sufre la madre adolescente, a veces, difícil de superar y que puede ocasionar trastornos psicológicos que requerirán de terapia con un psicólogo para ser solucionados.