Método GROW: el secreto del buen liderazgo

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El método GROW es una técnica que puede ayudar a las empresas a alcanzar sus objetivos de manera eficaz y paso a paso. Este método de coaching empresarial nace de la mano de John Whitmore, Graham Alexander y Alan Fine durante el último tercio del siglo XXI.

John Whitmore incluyó el método GROW en su libro Coaching: El método para mejorar el rendimiento de las personas, que aun a día de hoy es considerado uno de los mejores libros sobre temática empresarial. No es de extrañar, puesto que el manual de Whitmore y el método GROW cumplen con creces lo que prometen: «ayudar a aprender el arte de la buena gestión y a comprender su importancia para liberar el potencial de las personas y aumentar al máximo su rendimiento

Cuando se enfrentaban a la necesidad de explicar el proceso que debía llevar a cabo un coach empresarial para guiar a sus clientes hacia una mejora de los resultados, Whitmore, Alexander y Fine dieron con un acrónimo que estructuraba a la perfección su método:

  • Goal (meta)
  • Reality (realidad, situación actual)
  • Options (opciones, estrategias para lograr el objetivo)
  • Way forward (camino a seguir)

Whitmore, Alexander y Fine fueron capaces de entender la importancia del coaching empresarial en una época en la que la gran mayoría desconocía su valor. «El coaching posibilita desbloquear el potencial que permite a cada persona dar lo mejor de sí mismos. No se trata de enseñarles, sino de ayudarles a aprender», aseguraba John Whitmore, que a lo largo de su vida publicaría cinco libros sobre coaching y liderazgo con los que vendería millones de copias en todo el mundo.

Podemos definir el coaching empresarial como el conjunto de técnicas destinadas a mejorar todos los aspectos relacionados con el equipo humano de una empresa: desde la eficiencia a la satisfacción, pasando por aspectos tan importantes como la comunicación interpersonal.

Sin embargo, una de las muchas ventajas del método GROW (cuyas siglas significan «crecer» si se traduce al español) es que no necesitas ser un coach para aplicarlo. Cualquier líder puede guiar a su equipo hacia un objetivo mediante el método GROW. Incluso si eres una persona individual que busca alcanzar sus objetivos personales, seguir los pasos que propone esta técnica puede resultar de gran ayuda.

Quizás te estés preguntando ¿por qué funciona tan bien el método GROW? La respuesta es sencilla: porque está basado en la naturaleza humana. Ninguna de las partes del método GROW nos es ajena, porque todos tenemos metas, todos formamos parte de la realidad que nos rodea, todos tenemos diferentes opciones para lograr lo que nos proponemos, y finalmente todos elegimos un camino a seguir.

De este modo, seguir las enseñanzas del método GROW es relativamente fácil, pues estamos familiarizados con todas sus partes.

Las partes del método GROW

Goal o meta

A la hora de poner en marcha un plan de acción no solo es importante establecer una meta. Además, debes tener en cuenta las cualidades de un buen objetivo. Una meta inteligente será concreta, contará con indicadores capaces de medir su efectividad, será realista, tendrá uno o varios responsables asignados y, por último, estará inscrita en un periodo de tiempo determinado.

Whitmore, no obstante, no solo estaba comprometido con el crecimiento de sus clientes. Además, creía firmemente que los objetivos que establecieran debían de ser positivos, éticos, respetuosos con el medioambiente, legales y, por supuesto, debían suponer un desafío.

No conseguiremos que las personas más capaces trabajen con nosotros, a menos que tengamos los más altos niveles de integridad empresarial. Uno puede ahorrarse 1.000 libras haciendo un trabajo mediocre, pero la pérdida al desalentar la motivación de la gente honrada es de 20.000 libras.

John Whitmore, Coaching: El método para mejorar el rendimiento de las personas

Aunque alcanzar una meta capaz de reunir todas estas características puede parecer complicado, es posible simplificar el proceso si se divide en objetivos asequibles y a corto plazo. Por lo tanto, es aconsejable discernir cuáles son esos pasos intermedios que te llevarán a tu objetivo final.

Algunas preguntas que pueden ayudarte a plantear tus objetivos son:

  • ¿Qué quieres obtener?
  • ¿Qué deseas aprender?
  • ¿A qué desafíos te enfrentas?
  • ¿Cuál es tu presupuesto?
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Reality o situación actual

Tan importante como tu meta futura es la realidad que te rodea en el momento de poner en marcha el plan de acción. De tu situación actual dependerán las herramientas, el tiempo, el presupuesto y el personal con los que cuentas para lograr tu objetivo.

Por ese motivo es imprescindible que analices la realidad en la que tú o tu empresa os encontráis. Para ello, es necesario contar con una mirada objetiva que te permita describir aquello que te rodea, sin caer en juicios de valor que puedan poner en jaque tu imparcialidad.

En esta fase del coaching las preguntas deberían comenzar casi siempre con los términos qué, cuándo, dónde, quién y cuánto. Los interrogativos cómo y por qué solo se deberían usar ocasionalmente o cuando otra expresión no baste. Estas dos palabras invitan al análisis y la opinión, así como a la actitud defensiva, y el coach necesita hechos.

John Whitmore, Coaching: El método para mejorar el rendimiento de las personas

En esta fase es importante formular preguntas como: ¿Qué herramientas necesito? ¿Qué obstáculos pueden surgir? ¿Existe un conflicto entre mi meta y el resto de mis objetivos? ¿He dado ya algún paso en dirección a mi meta? ¿Cuáles han sido las consecuencias de haber dado estos pasos?

Options o estrategias para llegar a la meta

En el día a día hasta la más pequeña decisión conlleva una elección que afectará, en mayor o menor medida, a nuestro futuro. En ocasiones, las consecuencias de lo que elegimos son tan insignificantes que ni siquiera establecemos una relación entre causa y efecto. No obstante, en el ámbito empresarial es imprescindible tener en cuenta que absolutamente todo lo que decidimos puede influir en el resultado final.

Es posible que, al esbozar tu meta, solo contemplases un camino posible. Y quizás emprender ese camino te lleve hasta el objetivo que deseas conseguir, pero es conveniente contemplar el resto de las opciones. Esbozar distintos métodos capaces de llevarte hasta el mismo punto puede ser útil por muchos motivos:

En primer lugar debes tener en cuenta que tu primera opción puede fallar. El fracaso, en muchas ocasiones, resulta incapacitante y te impide analizar la situación con mente fría. Si contemplas varios planes desde el principio tendrás un as en la manga y no necesitarás invertir más tiempo en salir del bloqueo.

Además, al contemplar otras alternativas puedes descubrir que hay métodos más efectivos de llevar a cabo lo que, en primer lugar, habías planteado desde otra perspectiva.

Para esto, es conveniente contar con diferentes opiniones. Por eso, puede ser de gran ayuda crear un espacio de diálogo en el que pueda participar todo el equipo. El diálogo y la pluralidad serán tus aliados en esta fase del método GROW. John Whitmore explica al respeto que «el propósito de la etapa de las opciones no es encontrar la respuesta correcta, sino crear y hacer una lista de tantos cursos de acción como sea posible. En esta fase, es más importante la cantidad de opciones que la calidad y factibilidad de cada una.»

Aunque en la empresa haya jerarquías, en esta parte del proceso todos los miembros del equipo deberían ser iguales. Para fomentar la creatividad es imprescindible que todos se sientan en un ambiente seguro, amigable y libre de prejuicios.

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Way forward o camino a seguir

Una vez contemplados los supuestos, es imprescindible pasar al terreno de juego. En la última etapa del método GROW se elabora un plan de acción en el que se deben contemplar todos y cada uno de los pasos que se necesitarán para alcanzar la meta.

A la hora de elaborar el plan de acción debes tener en cuenta:

  • Las estrategias que seguirás en cada momento.
  • Las herramientas necesarias para cada acción.
  • El responsable de cada una de las acciones.
  • La fecha en la que comenzará y finalizará cada parte del proceso.

Esta es, sin lugar a dudas, la parte más complicada del método GROW. Aunque haber trabajado las anteriores fases te ayudará a la hora de decidir el camino a seguir, John Whitmore formuló algunas preguntas que pueden resultarte útiles para construir un plan de acción:

  • ¿Qué vas a hacer? O, lo que es lo mismo: ¿Qué opción vas a elegir?
  • ¿Cuándo vas a hacerlo? La respuesta a esta pregunta debería ser lo más concreta posible.
  • ¿Esta acción te llevará a la meta?
  • ¿Qué obstáculos puedes encontrarte?
  • ¿Qué necesitas para conseguirlo? Esta pregunta contempla infinidad de respuestas: desde personal capaz de ayudar con tareas concretas hasta determinado presupuesto o programas informáticos.

Si te asusta la idea de elaborar un plan de acción, recuerda que absolutamente todas las fases del método GROW son flexibles. En el futuro puedes modificar los tiempos, los presupuestos, invertir el orden e incluso eliminar a acciones. El plan de acción no es una fórmula inamovible capaz de llevarte hasta el objetivo por arte de magia, sino más bien una guía que te ayudará a tantear el terreno que te separa de la meta.

¿Por qué funciona tan bien el método GROW?

En un mundo en el que las modas vienen y van en cuestión de semanas, puede resultar difícil comprender cómo esta técnica ha logrado sobrevivir al paso del tiempo sin perder importancia.

John Whitmore publicó su primera edición de Coaching: El método para mejorar el rendimiento de las personas en 1992. Casi tres décadas después su teoría sigue encontrando adeptos por todo el mundo. Y uno de los secretos de su éxito es el diálogo.

Sin embargo, el método GROW no se basa en cualquier tipo de diálogo. Whitmore, Alexander y Fine promovieron un diálogo basado en el respeto, en el debate sano, producto de la empatía hacia las posturas ajenas, en la flexibilidad y, sobre todo, en la creatividad.

Aprender a crear es esencial, necesario, vital y fundamental; es la pieza central que te empuja a crear la vida que realmente quieres.

John Whitmore
creatividad

Además, el método GROW consta de muchas otras cualidades que explican la pervivencia del modelo. En primer lugar, ayuda a entrever de manera clara los entresijos del ámbito empresarial, porque convierte problemas de gran magnitud en pequeñas piezas que los empleados son capaces de manejar.

Por otro lado, se trata de una técnica que abarca todas las fases de creación de un proyecto empresarial, desde su concepción hasta la puesta en marcha. Por si fuera poco, la flexibilidad del método y su capacidad para adaptarse a los valores de cada empresa, equipo o individuo permite extraer los mejores resultados de su aplicación.

¿En qué situaciones se puede aplicar el método GROW?

Cuando John Whitmore, Graham Alexander y Alan Fine idearon el método GROW tenían en mente ayudar a los negocios a conseguir sus objetivos. Sin embargo, estos tres genios del coaching empresarial fueron capaces de crear unas pautas que pueden llegar a ser realmente útiles en una gran variedad de campos.

Por ejemplo, utilizar el método GROW puede ayudarte a lograr multitud de metas individuales: desde ambiciones profesionales, como emprender un negocio o terminar una carrera, hasta objetivos estrictamente personales, como aprender un idioma o ponerte en forma.

Dado que se originó en el ámbito empresarial, esta técnica puede ser de gran valor a la hora de mejorar el trabajo en equipo. Como ya hemos explicado, el diálogo es imprescindible si queremos poner en práctica las enseñanzas del método GROW. Es por eso que este método se ha convertido en una fórmula maravillosa para entrenar la colaboración, la productividad y la confianza entre compañeros.

Por supuesto, el método GROW sigue siendo una técnica de gran utilidad en el ámbito empresarial. Cualquier negocio puede beneficiarse de establecer una meta, analizar la realidad, contemplar las opciones y decidir un camino a seguir, sin importar si se trata de una empresa emergente que busca penetrar en un mercado o de una compañía establecida que atraviesa una crisis.

Imagen de Lucía Lorenzo
Sobre Lucía Lorenzo Lucía Lorenzo es Graduada en Periodismo por la Universidad de Valladolid, donde descubrió su gran interés por los temas relacionados con la salud, especialmente con la salud mental, la gran olvidada en las enseñanzas universitarias. Entre sus inquietudes se encuentran el feminismo y los derechos LGBT. Ganadora de un premio de relato corto en el año 2013, disfruta escribiendo tanto noticias como ficción.
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