Martes 13, día de la mala suerte por excelencia. Un día no apto para supersticiosos. Incluso, este día tan señalado tiene un nombre para los que realmente sienten fobia hacia él: la trezidavomartifobia.
Pero, ¿por qué es este día en especial el día que más mala suerte atrae? ¿Tiene alguna base científica?
Historia del Martes 13
Son muchos los países que tienen este día señalado como fatídico en sus calendarios, entre ellos España, Argentina, Chile, Venezuela…
Parece que la historia es tan simple como una conjunción de dos elementos que, por sí solos, ya eran susceptibles de superstición: el martes y el número 13.
El número 13 es asociado a la mala suerte por su simbología: los 12 apóstoles y Jesús en la última cena, el capítulo 13 del Apocalipsis es el que hace referencia al Anticristo, en el Tarot este número hace referencia a la muerte y podríamos encontrar muchas referencias más. De hecho la trisdecaifobia (fobia al número 13) es tan extendida que en los hoteles se evita poner la planta 13 así como en los aviones no hay fila 13.
El martes, por su parte, ha estado teñido de «mal agüero» desde mucho tiempo atrás. En España hay un dicho: «en martes, ni te cases ni te embarques». Parece que tiene que ver con la caída de Constantinopla, que sucedió en martes, un episodio que fue un duro golpe para las potencias cristianas. Además la propia palabra «Martes» proviene del Dios de la guerra en la mitología romana cuyo nombre era Marte.
Así pues, de la conjunción de ambos elementos, tenemos un resultado que podría ser realmente tremendo: un martes 13. ¿Tiene alguna base científica? No. De hecho ocurren tantas cosas malas y buenas en un martes 13, como en un miércoles 14 o en un viernes 21.
Pero… ¡yo sí tengo mala suerte en Martes 13!
Hay mucha gente que tiene «mala suerte» en Martes 13, puede que seas una de ellas. Pero eso no confirma que el día 13, cuando cae en martes, sea, por si mismo un día de mala suerte en general. Lo que confirma eso es que, muy probablemente, estás bajo la influencia de la profecía autocumplida.
Te propongo un experimento.
Cierra los ojos e imagina por un momento que te pica la cabeza. Te pica mucho. Tienes unas ganas terribles de rascarte. Te pica muchísimo, casi no puedes evitar que tus dedos se acerquen a tu cabeza para empezar a rascar. No entiendes cómo tienes tanto picor.
¿Has notado algo? Si realmente te has imaginado el picor en la cabeza, lo más probable es que en algún momento u otro hayas tenido que rascarte.
Obviamente, yo no he hecho nada mágico para que te picara la cabeza, simplemente te he ayudado a centrar tu atención en tu cabeza y a imaginar que había una sensación concreta.
Otro ejemplo que quizás te resulte más esclarecedor:
Seguro que alguna vez has visto a un papá o una mamá diciéndole a su pequeño o pequeña «cuidaaaaado, ¡que te vas a caer! ¡Ya verás como al final te caerás! Vigila, ¡que te caes!». ¿Qué suele pasar, en estos casos? Pues que el pequeño o pequeña acaba cayéndose, confirmando así el temor de sus padres.
Pero todos entendemos que no es porque los padres hayan podido predecir el futuro, es simplemente porque de tanto decirle al pequeño que se iba a caer, muy probablemente lo que ha empezado a pensar el niño o niña es algo parecido a «me voy a caer, me voy a hacer daño, me voy a caer» y cuando uno no tiene confianza en lo que hace es difícil hacerlo bien del todo, por lo que al final tiene más posibilidades de acabar cayéndose.
Esto es parecido a lo que pasa con las supersticiones. Nos fijamos tanto en una cosa o nos la metemos tanto en la cabeza que al final nosotros mismos acabamos provocándola. Así, una persona que piense que por ser hoy día martes 13 va a tener mala suerte y le van a pasar una serie de desgracias, lo más probable es que le pasen ya que fijará toda su atención en confirmar esa sospecha.
Cualquier pequeña cosa que le pase será interpretada como una pequeña desgracia más asociada a este día. Y eso a su vez, confirmará el hecho de que el martes 13 es un día de mala suerte, con lo cual cuando llegue el siguiente estará aún más predispuesta a que algo malo pase. Esto, en psicología, recibe el nombre de «la profecía autocumplida» y tiene mucho que ver con lo que os explicábamos hace algún tiempo sobre el «efecto pigmalión».
Es un círculo vicioso del que es complicado salir, a no ser que nos demos cuenta de que todo depende de dónde pongamos la atención. Procura, focalizar tu atención en las cosas buenas que te pasen hoy.
Piensa que hoy no es un día diferente del que fue ayer o del que será mañana, puedes tener la misma «buena suerte» que tuviste ayer, sólo depende de cómo afrontes el día.