Las 17 peores cosas que le puedes decir a una persona con depresión

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Enrique tiene 39 años y acude a la consulta del psicólogo desde que hace unos meses le diagnosticaran un trastorno depresivo mayor. En la sesión de ayer, se quejaba de sentirse poco apoyado por su entorno.

Y, efectivamente, la siguiente son las peores cosas que se pueden decir a una persona con depresión. 

¿Entendemos que es una depresión?

Según la OMS, la depresión es el trastorno psicológico más común – junto con la ansiedad – ya que afecta a más de 300 millones de personas, siendo la principal causa de discapacidad y contribuyendo de forma importante a la morbilidad.

Afecta, sobre todo, a hombres y mujeres entre 25-44 años aunque, en la actualidad, también se da de forma importante a los adolescentes.

La depresión es multicausal y depende de factores biológicos, psicológicos y sociales.

Tenemos la tendencia de decirles a nuestros familiares y amigos con depresión lo que deben hacer, lo que deben pensar e, incluso, cómo se deben sentir porque les estamos proyectando nuestro propio malestar al verlos tristes o abatidos. Probablemente con la mejor de las intenciones, les damos nuestros consejos que son eso “consejos” pero no necesariamente adecuados, entre otras cosas, porque las personas con depresión tampoco necesitan “consejos”.

La depresión no se elige, la depresión llega a tu vida y arrasa con pensamientos, emociones, sueños e ilusiones, disminuye la autoestima.

Lo que nunca jamás le debes decir a una persona con depresión

  • ¡Anímate! La depresión presenta síntomas afectivos (tristeza, culpa), motivacionales (pérdida de motivación, dependencia), cognitivos (indecisión, visión catastrófica), fisiológicos ( alteraciones del apetito y del sueño) y conductuales (pasividad, evitación). Por tanto, no se trata de que no quieran animarse sino que, sencillamente, no pueden. Si le dices que se anime a tu familiar o amigo con depresión, lo único que consigues es que se frustre aún más viendo que no lo consigue. Permanece a su lado, dile que esas emociones son transitorias y sólo hay que esperar a que el tratamiento del psiquiatra y del psicólogo funcione.
  • Haz deporte y se te pasará. Es cierto que el ejercicio nos hace segregar endorfinas que son las “hormonas de la felicidad” y actúan como un antidepresivo natural. Sin embargo, uno de los síntomas principales de los pacientes con depresión es la clinofilia, es decir, las ganas de estar en la cama porque, simplemente, no pueden levantarse de ella. 
  • Arréglate, tienes que salir a la calle, te distraerás y estarás bien. Partamos de que es una buena idea. Pero hay varios problemas; primero, que las personas con depresión suelen tener la autoestima baja con lo cual arreglarse, ponerse guapa o cualquier variante ya constituye en sí una nueva fuente de frustración. Por otra parte, cuanto más insistamos en algo que no puede – moverse del sofá o la cama o viceversa – lo único que conseguiremos es que la paciente tenga una idea más fija acerca del “no puedo”.
  • Practiquemos tu actividad favorita. Así se te pasará. Seguro que ha sido siempre una estupenda idea sólo que si el paciente tiene depresión, existe otro síntoma llamado anhedonia que es la incapacidad para disfrutar de actividades agradables que antes te gustaban. Arrastrar a la persona con depresión a realizar la que era su actividad favorita aunque parezca paradójico, no es una buena idea. La persona acabará yendo para satisfacerte pero se sentirá agobiada. Lo más aconsejable es recordarle que, si en cualquier momento, le apetece hacer dicha actividad, tú siempre estarás allí.
  • No puedo ayudarte si no me cuentas todo lo que te pasa. Sabemos que las familias y los amigos de las personas con depresión también sufren, que a menudo se sienten perdidas y sin respuestas a sus múltiples preguntas, que no saben bien qué decir o cómo tratar a su familiar o a su amigo pero al paciente, que desea explicar lo que le ocurre con todas sus fuerzas, le cuesta porque cree que nadie le va a entender, que son sensaciones que sólo le ocurren a él o, en el peor de los casos, que lo van a tratar de ”loco” pasando por el miedo a una posible enfermedad mental. Sin embargo, el paciente es consciente de que hay algo que no va bien. Lo mejor es no forzarle, darle su espacio y tiempo para que os pida ayuda y para que pida ayuda profesional a un psicólogo.
  • Con gente con tantos problemas que hay en el mundo y no dejan de luchar, no sé de qué te quejas. La depresión es una enfermedad tan real como una enfermedad física, sólo que es un trastorno psicológico que tiene un impacto significativo en diversas áreas de la persona que la sufre. Es importante reconocer que no existe salud completa sino existe salud física y mental. ¿Verdad que nadie eligiría fracturarse la tibia? Pues lo mismo ocurre con la depresión.
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La depresión no se elige, la depresión llega a tu vida y arrasa con pensamientos, emociones, sueños e ilusiones, disminuye la autoestima. Si llegamos nosotros con una frase como está o similar, lo único que conseguimos es que el paciente se sienta presionado – más que nada por él mismo – y se acabe frustrando, la autoestima disminuya más, se desmotive más y empeore. Debemos recordar que nuestro familiar o amigo no ha elegido estar así de mal ni mucho menos tener esta enfermedad y, aunque parezca una obviedad, no deja de ser muy importante.

Lo que si podemos es ofrecerle soluciones, hacerle consciente que, en este momento, no tiene los recursos personales suficientes para superar la enfermedad por si solo y, por tanto, que de igual manera que haría si se hubiera fracturado la tibia, debe acudir a un profesional de la salud mental, quien no le juzgará, le comprenderá y le ayudará a encontrar la salida.

  • ¡Uy! Te entiendo muy bien; a mi me han pasado cosas mucho peores. Este es uno de los extremos equivocados de una misma situación, el siguiente lo veremos a continuación. Si realmente quieres ayudar a tu familiar es darle un espacio para que se exprese ya que saber que tú lo has pasado peor no le sirve de nada. Ello no disminuye su dolor ni aumenta su autoestima y lo único que le causa es sentirse culpable por estar mal. Es mejor decirle que estás allí para ayudarle, para escucharle y para encontrar una posible solución a aquello que le hace sufrir.
  • Me he levantado “depre” pero ahora ya estoy mejor. Esta es una de las frases que más se oyen entre adolescentes. Ante todo, no existe nada llamado “depre” que dure sólo unos minutos o unas horas, sino que lo podemos sustituir por el conocido “me ha dado un bajón” – a años luz de una depresión –. Solo es un decaimiento temporal que nos ocurre, puntualmente, a cualquiera. Sin embargo, decía antes que está en el otro extremo, porque se ha banalizado tanto el término que cuando, realmente, alguien está con depresión, le quitamos importancia y aumentamos así su sensación de vacío, indefensión y soledad.
  • Lo que debes hacer es poner más de tu parte si quieres curarte. Pero, si fuera tan sencillo, ¿no lo hubiera hecho ya? Hay que tener cuidado cuando se dice esta frase a un familiar o un amigo con depresión puesto que le genera una intensa sensación de impotencia e incomprensión.

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Es absolutamente comprensible el dolor de los familiares y los amigos de una persona con depresión, pero hay que ser muy cuidadosos con las frases que lleven implícitos juicios de valor sobre el enfermo por varias razones: curarse de una depresión no es sólo tener fuerza de voluntad, aunque sería mucho más sencillo todo. Pero sobre todo, porque el enfermo tiene muy mala imagen de sí mismo y acaba creyendo cualquier cosa que le digan. Volvemos a caer en frustración, desmotivación, empeoramiento de la depresión. Es mejor recomendarle que tenga paciencia, que siga el tratamiento a pesar de la incomodidad o de la molestia que le pueda causar en sus primeras fases.

  • Eres muy exagerado, estás dramatizando la situación. No, también es una frase errónea. Debemos tener en cuenta que las personas con depresión suelen tener fuertes sentimientos de culpabilidad – reales o percibidos- por actos del pasado pero que, a su vez, sienten que el futuro está lleno de incertidumbre, de dudas y, al estar muy negativos, creen que nunca alcanzarán sus metas vitales. Todo ello forma parte de la enfermedad que, de nuevo, no olvidemos que es una enfermedad absolutamente real. Por ello, no se elige esta forma de interpretar la experiencia vital ni las situaciones que en ella transcurren. El hecho de tener dificultades para poder afrontar la enfermedad, tampoco implica que ni haya falta de conciencia de la misma ni mucho menos voluntad de salir de la misma.

Intenta empatizar con tu familiar o amigo que tiene depresión, dile que le comprendes – pero no compares tus experiencias con las suyas – que deseas entender, de verdad, cómo son sus sentimientos en relación a la situación que estéis viviendo – y recuerda que no se trata de cómo la vives y la sientes tú que no estás enfermo sino como lo hace tu familiar o amigo con depresión. Explícale que estarás allí para todo aquello que necesite. Sólo así le darás la fuerza necesaria para continuar.

  • Estás insoportable, no hay quien te aguante. De las peores frases que le puedes decir a alguien con depresión más que nada porque desplazas el foco; para quien dice algo así a un familiar o a un amigo, el problema ya no es tanto la enfermedad como el propio carácter del paciente que es “insoportable”, se le etiqueta negativamente y, de paso, se le deja caer que su forma de ser no es la adecuada. El paciente sentirá ansiedad intensa y entraremos en un feedback negativo con la depresión que sólo acabará provocando un empeoramiento.

Entiendo que para la familia y los amigos es difícil, que sobre todo si se trata de una depresión en adolescentes, se expresa con más irritabilidad que tristeza y que, en algún momento, se puedan decir frases como estás sin ser conscientes del daño que producimos. Además de recomendar a tu familiar o amigo que vaya a un profesional, puesto que no tienes las herramientas adecuadas para lograr su recuperación, puedes también acudir a un profesional para que te dé pautas acerca de cómo tratar a esta persona.

  • Lo que necesitas es actitud positiva. ¡Qué bien se nos da vender consejos que para mí no quiero! Aunque en esta frase hay una pequeña parte de verdad; una actitud positiva ayuda mucho en el proceso terapéutico y, además, nos cuesta horrores reprimir esta frase cuando vemos a un familiar o amigo con depresión. Sin embargo, existe algo llamado la tríada cognitiva, según la cual los pacientes con depresión tienen una visión negativa de si mismos, del mundo y del futuro. O pasamos por un proceso terapéutico para trabajar bien dicha triada o nos vamos olvidamos de la actitud positiva…
  • Es que no parece que estés así de mal. ¡Exacto! No parece. En época de redes sociales, donde la felicidad se vende a golpe de like o follower, en unos escaparates de una felicidad imaginada pero no real, hay que ser aún más realista. La persona con depresión tiene tendencia al aislamiento e incomodidad por las relaciones sociales con lo cual, es complicado que suba imágenes propias a una red social. No obstante, existen cada vez más casos de personas que crean un personaje ficticio para sus redes sociales, un personaje sin depresión, al que sólo le pasan cosas buenas y casi perfecto.

Es cuando más vigilantes debemos estar puesto que existen casos de personas con depresión que, tras haber subido imágenes de este tipo, se han suicidado. Y, aunque las redes sociales suelen tener mecanismos para detectar cualquier posible alarma, lo cierto es que, de la misma manera, existen muchos grupos que protegen a los eventuales suicidas. Por tanto, cuidado; no siempre la imagen de la felicidad implica ser feliz porque, como sabemos todos, a veces, las imágenes no son reales.

  • No sé porque estás así, lo tienes todo, no tienes ningún motivo. Esta es una de las frases más escuchadas en la consulta entre los familiares sobre todo de adolescentes con depresión. Pero no por ello deja de ser una de las peores frases que se pueden decir a un paciente con depresión ya que inducen sentimientos de culpabilidad y, por tanto, de desesperanza, frustración, desmotivación y empeoramiento de la sintomatología.

Debéis comprender, como familiares o amigos de alguien con depresión, que no se trata de que no sepa valorar las cosas buenas de su vida si no que existe la incapacidad de hacerlo por la sintomatología nuclear de la propia depresión. Empatiza con él, hazle saber que estarás allí hasta que lo necesite.

  • Vete a la cama y mañana cuando te levantes, lo verás todo diferente. En Psicología usamos la llamada pregunta milagro “imagina que te vas a la cama, y mañana cuando despiertas todo ha cambiado; ya no tienes depresión, ni problemas (familiares, laborales, académicos, económicos, de relaciones interpersonales…, según la historia del paciente) ¿qué harías?” Pues bien, esta técnica, que se usa en cierto momento del tratamiento, no se puede usar inicialmente en pacientes con depresión porque es lo mismo que hacerle una falsa promesa, igual que está promesa. Al fin y al cabo, ¿alguien conoce el futuro? De lo único que se puede estar totalmente seguro es del día de hoy. Genera sentimientos de culpabilidad, frustración, desmotivación y aumento de la sintomatología depresiva.

Entonces, es mejor que estés a su lado y le ayudes lentamente a marcarse pequeños objetivos que, cuando haya superado, le sirvan para marcar otros nuevos y así llegar a una primera meta, en unos tres meses, a una segunda en cuestión de seis meses y a una tercera ya en algo más de un año.

No te preocupes, el profesional que lo trata le va a ayudar. Otra buena idea es mostrarle una situación determinada desde diferentes perspectivas para que el solo juzgue como es su propia perspectiva pero no lo hagas por tu familiar o amigo con depresión. Recuerda que es su proceso de sanación.

  • No te hacen falta los antidepresivos. Estoy convencida que lo dices con la mejor intención, incluso en algunos casos, como los menores, podríamos estar totalmente de acuerdo. Sin embargo, sólo un psiquiatra es quien está capacitado para decir si nuestro paciente precisa o no de antidepresivos.
  • Te vas a crear adicción a los antidepresivos. Frase errónea nuevamente; primero, porque culpabiliza al paciente “te vas a crear”, como si no tuviera ya suficientes problemas como para desear tener más y, después, porque no es cierto que los antidepresivos actuales – ni muchos de los clásicos – causen adicción. No obstante, y siempre a juicio del psiquiatra, en algunos casos, siguen siendo necesarios.
  • Si tomas antidepresivos, andarás todo el día dormido. Apuntemos aquí la suma importancia de no automedicarse; es frecuente ver en la consulta a pacientes que llegan por primera vez, que incluso se han autodiagnosticado y han empezado a tomar medicamentos “porque mi madre tiene lo mismo y también los toma”, “porque tenía un tío que le pasaba igual y le fueron muy bien”. En primer lugar, la mayoría ni han dado con el diagnóstico correcto pero, lo más importante, hay mucha gente autotratándose depresión con ansiolíticos y ansiedad con antidepresivos y este es un problema muy serio. Acude a un psicólogo para que te diagnostique y te haga la intervención psicoterapéutica más oportuna quien, de ser necesario, derivará al psiquiatra para tratamiento farmacológico.

En los casos expuestos, puede ocurrir que se duerma porque está tomando una medicación que no le sirva pero, si has acudido a los profesionales, y te dan el tratamiento adecuado, en principio, no tienes porqué estar dormido todo el día. De ocurrir, debes ponerte en contacto con los profesionales que te tratan.

Imagen de Maria Dolors Mas
Sobre Maria Dolors Mas Nº Colegiada 17222 con 15 años de experiencia. Especialista en ansiedad, depresión y toda lo relacionado con salud mental de niños y adolescentes.
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