Escena de Si de Verdad Quieres...
Escena de la comedia Si de verdad quieres…, donde Meryl Streep y Tommy Lee Jones interpretan un matrimonio deteriorado que acude a terapia de pareja

¿Qué hacemos cuando algo no funciona? Lo arreglamos. Y si ese “algo” tiene un buen valor, aún nos preocupamos más de que vuelva a funcionar con regularidad lo antes posible. El doctor en filosofía y experto en relaciones sociales Sean M. Horan nos brinda una metáfora que llama la atención. ¿Cómo cuidamos nuestro coche? “Con exhaustivo cuidado”, apunta el doctor. Cambiamos el aceite, rellenamos el depósito, controlamos el motor, vigilamos el estado de las ruedas. Y aún ese cuidado, cuando es preciso no dudamos en llevarlo al mecánico. Esa actitud de suma atención es consecuencia del valor del objeto: probablemente, el coche es el objeto material más caro que solemos poseer.

Y ahora, pasemos al tema. “Esta misma razón podría aplicarse en las relaciones de pareja, en el sentido de que es una de las cosas inmateriales más preciadas que tenemos”, argumenta Horan. Así pues, y teniendo en cuenta que el profesional en “arreglar” relaciones es un terapeuta, ¿has considerado ir a terapia cuando la relación de pareja se estropea?

La terapia de pareja es una herramienta potente que tenemos a nuestra disposición y que, también, raramente tenemos en cuenta. Además, y sin fundamento alguno, para muchas personas el concepto “terapia de pareja” está estigmatizado como algo vergonzoso y sinónimo de fracaso. Pero, ¿y si lo vemos como algo positivo y no peyorativo? En eta línea, y como contraargumento, Sean M. Horan apunta lo siguiente: “la atención de terapia de pareja demuestra el compromiso y dedicación para querer seguir luchando y tirando hacia delante la relación por muchos contratiempos que haya”. Así pues, ¿por qué no consideramos la terapia de pareja como una muestra más de amor? Si lo vemos desde este punto de vista, la decisión de una pareja por realizar terapia es la demostración más auténtica de que, pese a todo, ambos quieren tirar hacia delante, asumiendo sus errores y aceptando ciertos cambios. ¿Por qué entonces se sigue percibiendo negativamente el hecho de ir a terapia de pareja?

El doctor Honor apunta que el problema reside en la comunicación mediática. Los mensajes que suelen lanzarse en relación al concepto en cuestión, suelen llevar connotaciones peyorativas y “manchan” el término. ¿Por ejemplo? Sean M. Horan apunta algunas afirmaciones que, realmente, suscitan desprecio hacia la terapia de pareja: “Tan solo uno de cada cuatro parejas que se divorcian afirman haber buscado ayuda profesional para mejorar la relación, y aquellas que lo hacen llegan a esperar hasta seis años de serios problemas antes de solicitar la ayuda terapéutica”. ¿Es por estos mensajes que las personas no conciben la opción de acudir a este servicio?

Un reciente estudio que analizó la relación de distintos matrimonios llegó a identificar el top ten de las razones por las que una pareja decide y accede acudir a terapia. En primer lugar, cómo no, las razones vinculadas a la comunicación: desde la afección emocional hasta la comunicación en general. Hay conceptos, palabras, que usamos sin ser conscientes del gran peso semántico que pueden llegar a tener, de modo que cuando decimos “necesito amor” en realidad estamos llamando a que nos entreguen cariño, pero nuestra pareja ya puede haberse sentido criticado, insuficiente y herido/a.

Las discusiones y los enfados constituyen el segundo gran bloque de motivación para ir a terapia. Las peleas matrimoniales se perciben como un anticipo a la separación, y es este concepto – la “separación” o el “divorcio” – los que llegan a asustar a los conyugues hasta el punto de querer poner una solución a la situación desde fuera.

Llegados a este punto, y sabiendo identificar cuáles son las alarmas que nos indican que “algo va mal”, ¿dejaremos también que pasen seis años y que la relación esté ya exhaustivamente desgastada para ir a terapia? Así pues, animamos a los lectores a que tomen las riendas de su situación, a que no se dejen llevar por la comodidad, por el miedo al ‘qué dirán’ o ‘qué pasará’, y a que exploren la vía de la terapia de pareja. Del mismo modo que acudir al psicólogo no significa estar loco – cualquier persona puede tener un problema interno que necesita ayuda externa con visión objetiva – el hecho de que una pareja vaya a terapia no debe significar fracaso absoluto. Como apunta el experto, “es como ir al médico de cabecera o al gimnasio: no te hará daño, solo te ayudará (¡aunque en ocasiones pueda ser incómodo!)”.

“Todo lo que necesitas es amor”, cantaba John Lennon. En efecto, el amor es esencial en nuestras vidas, sí, pero las relaciones de pareja van más allá del amor: necesitan que entre ambos miembros de la relación haya el compromiso de querer trabajar por y para el mantenimiento de la relación. Y, en este sentido, la terapia de pareja es una de las vías para trabajar en el mantenimiento de la relación.