Comer y beber son recursos imprescindibles que nuestro cuerpo necesita para darle esa energía diaria. De hecho, mucha de nuestra vida social gira entorno a ello, cuando salimos a tomar algo con amigos, a cenar con nuestra pareja, en comidas de empresa… Pero existen algunos trastornos que impiden a las personas ingerir esos alimentos, produciendo un momento de miedo y ansiedad cuando se acerca la hora de comer. Estamos hablando de la disfagia nerviosa, un trastorno que impide ingerir todo tipo de alimentos, ya sea sólidos o líquidos.
Disfagia nerviosa y la dificultad de deglución

¿Qué es la disfagia nerviosa?
En primer lugar, la disfagia es la dificultad para tragar alimentos sólidos y líquidos. Tu cuerpo necesita más tiempo y un sobre esfuerzo para que la comida pase de la boca al estómago. La deglución se vuelve un momento complicado y doloroso, siendo en algunos casos imposible de finalizar. Esto genera un sensación de ahogo que deriva en tos y vómitos.
La dificultad ocasional para ingerir alimentos no suele ser motivo de preocupación, en el caso de comer rápido o no masticar lo suficiente pero, la disfagia persistente es una enfermedad grave que requiere de un tratamiento. Tiene un origen orgánico, se relaciona con enfermedades o trastornos neurológicos pero en algunos casos tiene un origen psicológico.
La disfagia nerviosa es realmente una fobia, de ahí que también se llame fagofobia y se entiende como un miedo intenso a tragar. La persona que lo sufre siente como su garganta poco a poco se va estrechando sin permitirle ingerir alimentos. No se trata de una percepción subjetiva, sino que por consecuencia de la ansiedad que le genera, los músculos de la zona se tensionan tanto que efectivamente se estrechan y le produce una sensación de sequedad en la garganta.

Causas de la disfagia nerviosa
La disfagia nerviosa es un trastorno poco común que afecta a una de cada 500 personas aproximadamente. Suele ser más común en la infancia pero también hay riesgos de sufrirla en al edad adulta. Algunas de las causas que pueden generarla son las siguientes:
- Lesión en cabeza o cuello. Una lesión en esta parte del cuerpo puede afectar gravemente a la capacidad del cerebro para enviar señales a los músculos necesarios para tragar.
- Accidente cerebrovascular. Es una de las casusas más comunes de disfagia nerviosa. Un accidente de este calibre puede afectar la capacidad del cerebro para enviar señales que, al igual que el caso anterior, son imprescindibles para los músculos necesarios para tragar.
- Parkinson. La enfermedad de Parkinson afecta al sistema nervioso y puede causar rigidez muscular, lo que puede dificultar a la hora de tragar.
- Esclerosis Múltiple. Se trata de una enfermedad autoinmunitaria que puede afectar al sistema nervioso, causando debilidad muscular, coordinación deficiente y dificultando así la ingesta de alimentos.
Bien es cierto que existen muchos casos en los que no hay enfermedades o lesiones añadidas y aún así surge este trastorno. La mayoría de casos están relacionados con un episodio previo en el que la persona se atragantó, vomitó o tuvo una experiencia que le causó malestar al tragar. Es por ello que el momento de comer se convierte en una situación llena de estrés, miedo y ansiedad por la posibilidad de que vuelva a ocurrir.
Las situaciones anteriores, vividas en un niño, pueden ser todavía más estresantes y puede generar una mala relación entre la comida y él. También, en la infancia, uno de los casos más comunes es el temor de los padres ante la posibilidad de que el niño se atragante, la sobreprotección genera un miedo que el pequeño percibe.

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Síntomas de la disfagia nerviosa
Como ya hemos explicado, los síntomas de la fagofobia pueden variar según la persona y las causas que lo hayan derivado, sin embargo, existen aspectos comunes como los siguientes:
- Dolor al tragar.
- Pérdida de peso.
- Dificultad para ingerir alimentos, sólidos o líquidos.
- Sensación de atasco en la garganta.
- Tos o atragantamiento durante las comidas.
- Deshidratación.

Consecuencias de la disfagia nerviosa
Las consecuencias que genera la disfagia nerviosa suelen estar mayormente relacionadas con el peso y la desnutrición, pues el hecho de no ingerir alimentos produce una pérdida de peso notable o una deshidratación en diferentes grados. También, el ámbito social en el que se encuentre afecta, quien la sufre puede evitar comer en presencia de otros o hacerlo únicamente con personas de gran confianza para ella.
La ansiedad puede llegar a producir síntomas físicos pero sobre todo fisiológicos, algunos de ellos son: tensión muscular, sudoración, taquicardias o sequedad en boca y garganta.
Tratamiento
La vida de una persona que sufre fagofobia se ve afectada en diferentes ámbitos. Es por ello que contar con la ayuda de profesionales es lo más acertado para la salud, desde médicos, logopedas o psicólogos. En terapia online te podemos ayudar a establecer técnicas de relajación y utilizar estrategias para desviar la atención de la deglución a otro foco, reduciendo así la ansiedad.
En el caso de los niños que lo sufren, los padres deben colaborar en su atención y solicitar esa ayuda que ellos no pueden ofrecerles.
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