Patricia y Alberto habían preparado durante meses sus vacaciones de verano. De hecho, su objetivo principal durante los primeros meses del año había sido buscar destino – lo más alejados de la civilización posible – hacer un recorrido, preparar salidas una vez allí… Solían decir que querían aprovechar que eran jóvenes, recién casados y sin hijos para “disfrutar”. Y, por fin, llegó ese viaje soñado a un país asiático. Sin embargo, una vez allí y bajada la euforia inicial, empiezan las discusiones y los conflictos. Quince días después, aquellos felices recién casados vuelven como una pareja al borde de la separación que acaba en el sofá de mi consulta para intentar salvar su matrimonio con una terapia de pareja.
Cómo volver de las vacaciones siendo una pareja

¿Por qué las relaciones de pareja empeoran en vacaciones?
Muchas parejas tienen problemas justo cuando se supone que deben disfrutar y compartir unos felices días en común. Todo suele empezar con una simple regañina casera o en la playa o paseando: “cariño, ¿te importaría retirar la sombrilla? Es que quiero volver morena, ¡que se vea dónde hemos estado”, “ la idea de comprar una sombrilla ha sido tuya, así que la sombrilla se queda donde está”, “pero, ¿qué te cuesta retirarla un poco?”, “nada, pero la idea de venir a esta playa ‘aislada de la civilización’ también fue tuya. Parece ser que el hecho de que la civilización ya ha descubierto la playa” podría ser el inicio de un verdadero conflicto.
Y este conflicto sólo sería la expresión del cúmulo de la falta de comunicación. Muchas veces una falta de comunicación ocasionada por un día a día con muy pocos momentos juntos que conlleva que, lo poco que pueden estar juntos, acabe en discusiones, desilusiones o disminución de la pasión. Y luego, en insatisfacción por la relación y desamor, acelerado todo por los factores estresantes más las preocupaciones cotidianas. Se depositan unas expectativas irreales en que las vacaciones sean la “solución mágica” de todos sus problemas.
Son precisamente estos problemas latentes los que afloran durante las vacaciones y hacen que la pareja se dé cuenta de que, quizás, no era tan estable o tan sólida como creía. De repente, nos damos cuenta de que la persona que tenemos al lado no es la misma de la que nos habíamos enamorado, no conectamos igual, no disfrutamos.
De cualquier manera, no son las vacaciones las que acaban con la pareja. La pareja ya estaba cerca de su fin y es el relax lo que permite hacerse consciente de los fallos de comunicación, de afectividad,…
¿Es bueno “tomarse un tiempo” en vacaciones?

Muchas parejas sí se dan cuentan de la existencia de problemas en su relación justo ante de las vacaciones. Ante esta situación, en lugar de acudir a una terapia de pareja, que podría ayudarles a salir de la situación de bloqueo en la cual se hallan, muchas parejas optan por darse un “respiro” o por “tomarse un tiempo” durante las vacaciones para reflexionar. Eso sí, en la distancia, tanto física como emocional. ¿Es una buena idea?
La respuesta es un rotundo no. Este tipo de acción es una evasión: tengo un problema pero si no lo veo, es como si no lo tuviera. Pero algún día tendremos que volver ¿cierto? Entonces el problema seguirá en el mismo sitio y, quizás será mayor. Quién nos dice que no han podido existir infidelidades o, como menos, planeará la sombra de la desconfianza que tan difícil es reconstruir.
Las vacaciones se acabarán ¿qué hacemos con nuestros problemas?
Como decía anteriormente, es un error pasar el verano haciendo ver que no tenemos ningún problema o, si ha estallado el conflicto durante las vacaciones, empezar la rutina haciendo ver que nada ha ocurrido.
Una de las posibilidades es iniciar el diálogo en casa acerca de dichos conflictos con el fin de hallar una solución, generando un abanico de alternativas a través de las cuales poder elegir la solución más efectiva.
También es posible que estos conflictos no tengan una solución ni rápida ni sencilla ya que necesita un esfuerzo por ambas partes que implica, asimismo, un acto de generosidad que suele ser difícil de dar.
De la misma manera, los miembros de la pareja no siempre cuentan con los recursos necesarios para saber qué hacer o cómo se hace. Por ello, se hace recomendable acudir a una terapia de pareja cuya finalidad es que os marquen unas pautas a seguir y que os confronten con todo aquello que no hacéis bien en vuestra relación.

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Pedir citaLa pareja debe evitar actitudes y conductas rígidas ya que imposibilitan cualquier tipo de negociación entre ambos y, más aún, de mediación, siendo que dichas cuestiones se convierten en irresolubles. Y sí, ya sé que hallar el ideal punto medio en dónde os podríais encontrar es, en estas circunstancias, casi una quimera pero, más veces de las que pensamos no es necesario llegar a este punto. Un poco de generosidad por ambas partes beneficiará a ambos…si os sigue interesando vuestra relación.
Más elementos que deberéis considerar en este proceso, y ya durante la vuelta a casa, es la influencia del paso de años: ¿os queréis igual? ¿es vuestra relación lo mismo que al inicio ¿notáis que tenéis menos deseo? ¿os interesa recuperar vuestra relación de pareja? Entonces ¡a trabajar! Hay que hacerle sentir a tu pareja que el tiempo que pasas con él/ella es de calidad – no importa lo escaso que sea – para conseguir aumentar vuestra satisfacción conyugal.
Es un trabajo diario en que debéis implicar todo vuestro esfuerzo personal para darle al otro miembro de la pareja aquel amor y comprensión que le ha faltado, tomando conciencia real de vuestros problemas.
¿Qué hacer si estoy de vacaciones y tengo problemas con mi pareja?
Evitad actitudes evasivas tipo “cojo el primer vuelo y me voy a casa”. Es el fin de la relación. Si realmente aún quieres a la otra persona, ¡lucha!
- Actitud positiva. Acabáis de conocer cosas de la otra persona que no os gustan pero estáis de vacaciones. Intentad dialogar sobre ello – de forma civilizada – y centraos en disfrutar del contexto, en la medida que podáis. Al fin y al cabo, bien que os habéis merecido estas vacaciones durante el año.
- Favoreced la intimidad personal. Los momentos personales para que cada uno puede disfrutar de sí mismo dando un paseo por la playa, leyendo un libro o escuchando música, por ejemplo. Si el otro se quiere unir debería pedir permiso.
- No hablar del pasado. Si lo hacéis, acabaréis hablando de vuestra rutina en donde se generan los conflictos y la relación acabará mal.
- Ten algún detalle con tu pareja, algo que sea un factor sorpresa. Ya sabes, si existe aún la llama, hay que avivarla.
- Poneos unas expectativas positivas pero realistas. Hay relaciones que se pueden recuperar pero, otras muchas, que ni las vacaciones ni la terapia van a lograr llevar hacia adelante.
- Dialogad. Si estáis pasando por una situación como la descrita es básico que se restablezca, en primer lugar, una comunicación efectiva a través de un dialogo asertivo. Para ello hay que empatizar con la otra persona, escuchar de forma activa, no interrumpir al otro sino permitirle que acabe de expresar aquello que quiere decirte: voz calmada y pausada, no usar la ironía, usar mensajes del tipo “a mí me gustaría…”, “pienso que…”,”me encanta cuando…”,o “me siento mal cuando…”. Es decir, mensajes en que no se culpe al otro, positivos, centrados en uno para que así podáis buscar diversas alternativas que funcionen como solución a vuestro conflicto.
- Sed asertivos. En especial, cuando estéis en desacuerdo ya que es cuando es importante recordar que, a veces, no es tan importante tener razón. Querer tenerla a toda costa, sólo conseguirá llevarte a una mayor frustración y a que tus conflictos de pareja no se resuelvan.
- Sinceridad. Es poco probable que te guste oír a tu pareja expresando un sentimiento negativo acerca de algo que no te gusta de ti – de hecho, este es uno de los principales motivos por los cuales una terapia de pareja puede acabar de forma prematura- pero sé inteligente. Usa los mensajes puntualizados anteriormente. Entonces dará la sensación de que son opiniones propias, percepciones, que no tienen porqué ajustarse a la realidad. Aún así, es posible que tu pareja se enfade y responda mal. Salid por separado a dar un paseo si hace falta. Cuando los dos estéis más tranquilos, es el momento, si queréis, de iniciar la conversación en el punto que la dejasteis.
Si aún sientes algo por la otra persona, cuida el cariño o el amor que hay mediante los detalles. Hazle sentir importante.
Es importante que sepáis que, pase lo que pase después de vacaciones, en la pareja no hay un ganador y un perdedor, un culpable y un inocente. Ambos sois culpables, en parte, de todo lo que vaya a pasar.
Si habéis llegado a este punto porque uno de los dos es demasiado orgulloso y prefiere tener la razón que ceder, entonces ambos perdéis ya que sois un equipo y las decisiones de uno repercuten en el otro.
De cada 10 parejas en conflicto, 7 se acaban divorciando tras el verano y la mayoría lo hacen por no haber puesto de su parte.
Por eso, si acabas de volver de vacaciones y te estás planteando esta situación o si estás de vacaciones pero piensas en volver para hacerlo, te propongo que hagas un balance de todos aquellos momentos buenos y felices vividos con tu pareja, por un lado. Y, por el otro, los momentos malos y tristes. Mira tu balanza y piensa qué lado pesa más…
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