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Preocuparse por el estado de salud es, en general, algo positivo. Si nos preocupamos por nuestra salud es muy probable que nos movamos y hagamos cosas que mejorarán nuestro estado y, por lo tanto, nos conduzcan a mejorar nuestra forma física y nuestra percepción de salud.

Pero sólo es positivo si entendemos el «preocuparse» como un «pre-ocuparse», es decir, ocuparnos de algo para prevenir algo que está en nuestras manos.

¿Cuándo deja de ser positivo preocuparse por la salud?

La preocupación por la salud puede volverse una obsesión. Hay muchas personas que viven en un estado continuo de ansiedad pensando en qué enfermedad podrían tener o estar desarrollando y tejen toda su vida alrededor de comprobar contínuamente si se sienten peor que ayer.

Como decíamos, preocuparse por la salud puede tener consecuencias positivas, estar todo el día pendiente de qué me dice mi cuerpo, de qué síntomas tengo, sólo me impedirá disfrutar de la vida.

Cómo sé si soy hipocondríaco

Los síntomas más frecuentes con los que nos encontramos en consulta cuando llega un paciente hipocondríaco:

  • Preocupación y miedo a padecer una enfermedad grave: todo el mundo la tiene en cierta medida, pero en este caso ocupa gran parte de los pensamientos de la persona.
  • Convicción de tener una enfermedad grave: a pesar de que los médicos le han hecho pruebas y le han dicho que no tiene nada, la persona sigue convencida de que tiene alguna enfermedad.
  • Alteración del estado de ánimo: por lo general la persona hipocondríaca tiene síntomas depresivos debidos al hecho de creerse aquejado de una enfermedad grave que nadie más puede descubrir.
  • Ansiedad: el hecho de vivir en una constante incertidumbre sobre el estado de salud provoca ansiedad. Ansiedad que, a su vez, parece estar detrás de la excesiva preocupación por la salud.
  • Entorno social, laboral y/o personal afectado: la persona hipocondríaca, en su búsqueda de respuestas sobre su estado de salud, puede acabar dejando de lado toda su vida personal y laboral para dedicarla a su enfermedad.
  • Síntomas físicos reales: las personas que sufren hipocondría tienen realmente dolores físicos que pueden parecerse a los que podría provocar una enfermedad, pero en este caso no hay ninguna explicación médica para estos dolores.

Si te sientes identificado con alguno de estos síntomas descritos, te recomendamos que te pongas en contacto con un psicólogo especializado para que pueda ayudarte a sobrellevarlos y a superar la hipocondría.

Tratamiento para la hipocondría

Una vez se ha descartado por completo que el paciente pueda sufrir realmente alguna enfermedad física, el tratamiento de elección siempre debe contemplar la terapia psicológica. Muy a menudo se recomienda el uso de psicofármacos en las etapas iniciales del tratamiento, por lo que el paciente deberá ser atendido también por un psiquiatra que diagnostique, prescriba y controle la medicación y la evolución de los síntomas.

El tratamiento psicológico se centrará básicamente en dos aspectos:

Además se trabajarán también aspectos de personalidad, autoestima y autoconcepto con el paciente, con la finalidad de ayudarlo a recuperar sus relaciones sociales y personales y a que haya una buena reinserción.

En general los pacientes que se someten a una terapia combinada psicológica-psiquiátrica evolucionan favorablemente y consiguen volver a sus vidas diarias con plena normalidad.

Si crees que tú o alguien de tu familia necesita tratamiento para la hipocondría, en Siquia podrás encontrar a los mejores psicólogos a distancia.