Los atentados de París, especialmente, y el último suceso en la embajada española de Kabul pone en la palestra la importancia del papel del psicólogo como atención primaria en caso de catástrofe o situación violenta. Ya no nos resulta extraño ver a los psicólogos ayudando en los primeros momentos en estas escenas. Sin embargo, aún nos queda mucho por aprender de cómo comportarnos ante una situación traumática cuando lo vivimos directa o indirectamente.

¿Cómo son los primeros días tras presenciar un suceso trágico? ¿Cómo opera nuestra mente en esos momentos? ¿Alguien nos puede ayudar a ‘digerir’ la situación? Hablamos de ello con Jesús Manuel Hernantes, psicólogo especialista en estrés postraumático.
Tras una situación traumática, ¿se puede controlar el miedo?
El miedo no tiene que aparecer sí o sí cuando se vive una situación traumática, va a depender de muchos más factores que la propia situación traumática. La intensidad, gravedad, duración y proximidad con la situación y sus consecuencias son elementos importantes en relación a percibir miedo y presentar un trastorno postraumático posterior. Los rasgos de personalidad y los trastornos mentales preexistentes pueden asimismo influir en sentir y responder con miedo y en la aparición de dichos trastornos. De dónde sale la situación traumática: no es lo mismo que suceda una catástrofe natural, un accidente fortuito o un ataque terrorista. En esta última situación, el miedo que puede aparecer es más intenso e indefenso porque surgen sentimientos de desamparo, desprotección, rabia, incomprensión, terror.
En función de lo anteriormente expuesto, el miedo será más o menos intenso, de manera que se podrá controlar en la medida que la persona se sienta capaz de afrontarlo con sus recursos. Cuando esto no sucede, es conveniente que sea atendida lo antes posible por un profesional de la psicología.
¿Cómo reacciona nuestro cuerpo al estrés en una situación de tensión como la que se vive en Francia?
Desde aquí, desde España, la reacción es de indignación, rabia, repulsa, incluso odio. En cuanto a los franceses, depende también de los factores que expresé anteriormente, los más afectados reaccionan durmiendo mal, perdiendo el apetito, estado irascible, inquietos, nerviosos, en definitiva puede que no reaccionen, quedando en un estado emocional en el que no se sienten con la capacidad de afrontar la situación o que tengan reacciones emocionales negativas (miedo, rabia, inseguridad), pudiendo desencadenar en la persona una serie de conductas que le repercutan en su vida diaria (miedo a salir solo a la calle, cambio de horarios y de rutinas, cambio de residencia, temor a viajar).
¿Se puede controlar ese estrés?
Retomando las reacciones fisiológicas y emocionales anteriores, éstas se pueden controlar a corto y medio plazo, deben remitir en pocas semanas dependiendo de la integridad, el nivel de control, la percepción del atentado, el apoyo familiar y social, la historia mental de la persona. Si en estas primeras semanas no hay cambios positivos, es necesaria la participación de un profesional de la psicología para superarlo.
«Si el estrés no desaparece en las primeras semanas, es necesaria la participación de un psicólogo para superarlo»
¿Una situación traumática se puede convertir en crónica?
Sí, claro, es lo que sucede cuando estas reacciones emocionales de las que hablamos no remiten a corto plazo o no tienen una atención psicológica. Es cuando pueden aparecer trastornos de estrés postraumático, trastornos de ansiedad generalizada, depresión, trastorno de personalidad, abuso de drogas, ataque de pánico…
¿Cuál es el proceso a seguir cuando hemos vivido una situación así?
Profundizando un poco más en relación a la manifestación de la sintomatología psicológica en las personas víctimas de terrorismo, se podría hablar de un patrón relativamente común de reacción. En un primer momento, la persona puede entrar en estado de shock y manifestar sensaciones de incredulidad e irrealidad ante la situación. Se podría apuntar, que las personas pueden pasar por diferentes fases:
- Primera fase: Negación
La persona tiende a negar la realidad que está viviendo, debido a la dificultad que supone tomar conciencia de que ha sido objeto de un atentado terrorista.
- Segunda fase: Pánico, espanto y terror
Poco a poco la persona se va haciendo consciente de la realidad y empiezan a aparecer consecuentemente sentimientos de pánico, espanto y terror ante lo sucedido.
- Tercera fase: Depresión
Una vez integrada la realidad del suceso ocurrido y el trauma que supone, puede aparecer un cuadro depresivo asociado al mismo; este cuadro depresivo se puede manifestar a través de diferente sintomatología: apatía, resignación, irritabilidad, insomnio, pesadillas, autoacusación, elaboración fantástica etc.
- Cuarta fase: Integración Psíquica
Finalmente se consigue integrar a nivel psicológico lo ocurrido, lo que permite y ayuda al desarrollo de nuevas defensas posibles para poder evitar la incidencia de situaciones de victimización.
Cuando la persona se encuentra atrapada en el suceso traumático, que mantiene alterado el sueño y el apetito, que se aísla socialmente, que vive anclada en el sufrimiento emocional y que no es capaz de afrontar las exigencias de la vida cotidiana, necesitará determinada ayuda psicológica específica e, incluso, ayuda farmacológica en algunos casos.
Normalmente, entre las personas que probablemente necesitarán una ayuda específica, pueden encontrarse personas con antecedentes psicopatológicos, personas con secuelas graves tras el atentado, personas que se sienten solas, sin apoyo social ni familiar, que tienen hijos pequeños a su cargo y que se han quedado en unas condiciones económicas precarias o que son inmigrantes en situación irregular o inestable.
¿Puede derivar una situación de trauma en ansiedad generalizada, fobias o ataques de pánico?
Si, como he dicho anteriormente, la persona puede victimizarse y desarrollar estos y otros trastornos, e incluso puede suicidarse.
¿Qué consejos de primeros auxilios se pueden dar cuando nos encontramos en un escenario así? ¿Cómo podemos ayudar a una víctima?
Es lógico que en estas situaciones pensemos que da igual lo que hagamos, sin embargo, con nuestra manera de actuar podemos facilitar la aceptación de lo que ha pasado y prevenir problemas futuros.
• Acepta sentirte mal. Es normal en una situación como ésta.
• No intentes buscar explicaciones lógicas a lo ocurrido.
• Pasa tiempo en compañía de otras personas. Es más fácil superar las situaciones difíciles cuando las personas se proporcionan apoyo mutuo.
• Comenta lo que ha pasado con personas cercanas. Pide apoyo y ayuda a tus familiares, amigos, vecinos….
• Si te sirve de ayuda, habla de cómo te sientes.
• Si no puedes hablar, escríbelo.
• Tómate tiempo para llorar si lo necesitas. Para sentirse mejor a la larga es bueno dejar que estos sentimientos afloren en lugar de retenerlos o esconderlos.
• Vuelve a tu rutina cotidiana. Intenta organizar tus actividades para los próximos días.
• Enfréntate lo antes posible a lugares y situaciones que te recuerden lo que ha pasado, aunque lo pases mal.
• Ponte pequeñas metas. Haz una cosa cada vez en lugar de intentar hacerlo todo al mismo tiempo.
• Intenta descansar y dormir lo suficiente (en situaciones como esta es necesario dormir más de lo habitual).
• Haz algo para sentirte un poco mejor (un baño caliente, tomar el sol, escuchar música, un paseo, jugar con el perro,…)
• Haz algo que te ayude a sentirte útil: dona sangre, aporta dinero para las víctimas del atentado, participa en las acciones en respuesta a esta situación,…).
• Intenta aislarte en algunos momentos de lo que sucede a tu alrededor (apaga la tele y distráete con algo que te guste).
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