Elena, 35 años y Alberto, 37 años, ambos profesionales liberales, se hallan sentados en cada una de las puntas del sofá de mi consulta, como si entre ellos hubiera una distancia de un oceáno. Sus doce años de relación, los problemas de convivencia, los niños, las familias, el estrés de su trabajo y tantas otras emociones que nunca fueron habladas han deteriorado la relación de tal forma que, en este momento, ven la terapia de pareja como su última opción para salvar un barco que creen que ya se halla a la deriva
¿Es el divorcio una solución?
La mitad de los divorcios se producen durante los primeros siete años de la relación. El 85% de las personas divorciadas se vuelven a casar o a mantener una relación en los primeros cinco años tras el divorcio. Sin embargo, el índice de divorcios para los segundos matrimonios es un 10% superior que para los primeros, es decir, un 60%. Y para los terceros matrimonios, un 70%. Por tanto, existe una necesidad extra de mantener posteriores matrimonios.
Pero, ¿cómo afecta el divorcio en nuestro bienestar? Surge la ansiedad, estrés, trastornos de atención, de conducta, agresividad, mala relación con los compañeros, disminución del rendimiento académico llegando al fracaso escolar. Estos efectos son peores si el matrimonio “está en guerra” pero no se divorcia por “el que dirán” o por “el que los niños son aún pequeños”.
¿Funciona la terapia de pareja?
Muchas parejas suelen acudir a un terapeuta de pareja cuando se presenta una crisis en la relación, aunque muchos lo hacen después de llevar de mucho tiempo con problemas y, entonces, la ayuda puede no resultar tan ser útil. A esto se le llama, “efecto retardado”.
Si tenemos un problema de espalda y tardamos mucho tiempo e ir médico, meses o quizás años, tal vez cuando lleguemos al médico nuestro problema será de difícil tratamiento. En este caso, las parejas tardan unos 6 años en ir a terapia. En la actualidad existen varias formas de terapia de pareja como la terapia centrada en las emociones de Susan Johnson y la terapia Gottman, que son las terapias de pareja más estudiadas y basadas en evidencias científicas.
John Gottman es Doctor en Psicología y ha realizado numerosas investigaciones, desde 1970, centradas en los factores que mantienen unidas las relaciones de pareja. Fundó el Gottman Relationship Research Institute de la Universidad de Washington y sobre él merece seguir la pena seguir sufriendo, como una de las mejores opciones de ayuda existentes.
¿Qué es la terapia de Gottman?
Mediante estudios desarrollados con centenares de parejas, Gottman ha obtenido resultados interesantes; por ejemplo, si nos hallamos con una pareja que se relaciona , el 80% de las ocasiones, a través de discusiones y conflictos, esa será su forma de interactuar. En este caso, en un 69% de los casos, las dificultades en la relación de pareja no se pueden solucionar y, por tanto, se perpetúan.
A partir de aquí, Gottman y colaboradores encontraron cuatro factores asociados a una elevada probabilidad de divorcio y siete factores mantenedores de la relación.
Qué factores predicen el fracaso de una relación
Según un estudio longitudinal desarrollado a lo largo de 14 años, la ausencia de manifestaciones de afecto – ya sea en forma de interés, cariño, humor o empatía- en situaciones de conflicto, produce que las parejas se divorcien a los 5’6 años después de casarse. Si ya estaban alejados emocionalmente, lo hacían a los 16’2 años. Si existe una persistencia de estos factores, la probabilidad de divorcio es del 82%. Si existen intentos de reconciliación, “vamos a intentar olvidarlo todo”, “vamos a intentar volver como si no hubiera pasado nada”, entonces, la probabilidad sube al 90%. Pero, ¿cuál son estos factores?
- Crítica. Especialmente, si es sistemática, amplia, general y negativa acerca de la personalidad o del carácter del otro. Suele tener forma de lamento, quejas o expresiones de insatisfacción del tipo “nunca piensas en mi”. Se podría evitar mediante el uso de expresiones positivas. Así, si empezamos una frase con un “no”, nuestra mente va obviar el resto de la frase y sólo se focalizará en el “no”. Por ello, es importante tenerlo en cuenta. Por ejemplo, en lugar de decir “no lo has hecho bien, otra vez”, es mejor decir “ creo que podrías haber cometido un error ¿puedes comprobarlo?”
- Humor hostil. Sarcasmo, cinismo, burlarse, apodar, y actitudes parecidas son tóxicas para la relación dado que dañan a, como mínimo, uno de los miembros de la relación. Es el tipo de conducta que más se asocia al fin de más relaciones. Para poder corregir este tipo de comportamiento, la pareja debería empezar a repasar los motivos que les llevaron a empezar, lo que les llevo a enamorarse el uno del otro, a través de una conversación asertiva.
- Culpabilizar al otro de cualquier equivocación. Un buen ejemplo sería “¿no te habrás olvidado de llamar para cancelar mi cita al terapeuta de pareja?” “sí, no he podido, trabajo todo el día, como tú, y además, si era tu cita, ¿por qué no llamaste tú?”. Uno culpa, de forma implícita, y el otro se muestra a la defensiva. La manera de corregir estas situaciones se halla en aceptar la responsabilidad sobre los propios actos. Hay que asumir que cada uno debe hacer determinadas cuestiones y no llenar la mochila con reproches y resentimientos que, potencialmente, estallarán de la peor forma.
- Aislamiento. Uno de los dos miembros de la pareja, en el curso de una conversación, no responde al otro, mira hacia otra parte, actúa como si no le importará lo que escucha o realiza grandes silencios. Todo ello abre paso a una dinámica de agresión pasiva ya que, ante el silencio, la agresividad de las palabras aumenta hasta un punto de no retorno.
Una forma de evitar este tipo de comportamientos es que, cuando uno de los dos miembros de la pareja empieza su “modo silencio” hay que parar en ese mismo instante la conversación. Muchas parejas usan una palabra, por ejemplo, stop, basta, parada o la que mejor les parezca, para señalar el inicio. Cada uno de los miembros debe darse un espacio para calmarse –pueden ser habitaciones diferentes o uno puede ir a dar un paseo y, el otro, quedarse en casa – y al cabo de 20-40 minutos, más calmados y relajados, reiniciar la conversación desde el último unto en que la dejaron, sin silencios por una parte ni agresividad por la otra.
Cómo sé que mi relación no tiene futuro
Si te hallas en una relación sentimental o en un matrimonio con una persona y te ocurre lo que te voy a exponer, es momento de sentarse y empezar a hablar seriamente con esa persona. Sin embargo, no es motivo de divorcio inmediato, no abandones tan pronto el barco, piensa que una terapia de pareja ayuda a muchas parejas a reencontrarse.
- Cuando hay una discusión sientes tensión, tanto emocional como somática.
- Intentas disminuir la tensión durante una discusión pero el otro no está dispuesto a flexibilizar su postura, ni tan sólo para llegar a un acercamiento.
- Tienes más malos que buenos recuerdos de la relación.
- Tú o los dos consideráis que el conflicto es grave o muy grave.
- Existen largos silencios durante los cuales cada uno intenta resolver sus problemas, por su lado.
- A efectos prácticos, llevais vidas separadas y os sentís aliviados cuando la otra parte de la pareja no se encuentra en casa. De hecho, te sientes más solo cuando estáis juntos.
Qué es lo que hace que un matrimonio sea feliz
- Subrayar los aspectos positivos. Para que una pareja sea feliz, según Gottman, debe existir un mínimo de cinco mensajes positivos o afectivos por cada una de las críticas o reproches emitidos. Siguiendo a Gottman, si hay menos de esos tres mensajes positivos por cada crítica, a largo plazo tan sólo eso acabará con la relación. De hecho, en terapia de pareja se puede ver como uno de los grandes problemas existentes es la inexistencia de mostrar afectividad. “¿Por qué tengo que decirle ‘te quiero’? ¡si ya lo sabe!” Ese es uno de los errores más graves que acaban matando relaciones; no es suficiente con que se sobreentienda, hay que decirlo, porque esos mensajes afectuosos también forman parte de la pareja, tanto como los abrazos, las caricias, los besos o las miradas que sólo vosotros entendéis.
- Alta satisfacción conyugal. Es básico tener en cuenta las emociones. Es necesario compartir vivencias, realizar con frecuencia actividades agradables para ambos. Tampoco se trata de hacerlo absolutamente todo juntos. Cada uno de los miembros de la pareja debe tener un cierto espacio, sabiendo que el espacio para compartir emociones juntos debe ser algo mayor.
- Elevada comunicación. Genera mayor confianza y asienta el respeto entre ambos. Es necesario acostumbrarse a dialogar y a decir las cosas que nos gustan y las que nos disgustan de una forma asertiva.
Claves para tener una relación de pareja feliz
- Conoce a tu pareja. Cómo es, qué piensa, qué le gusta y qué le disgusta. Ve un poco más allá y preocúpate de sus miedos, preocupaciones, sueños, deseos y proyectos.
- Ten una mirada positiva de tu pareja. Con amor, confianza, respeto e, incluso, admiración. Según Gottman, cuando estos elementos no se encuentran en la pareja, es difícil que se pueda “salvar” de la ruptura. Si notas que su relación empieza a trastabillear, hay un pequeñito ejercicio que puedes hacer: coged un folio cada uno y divididlo en cuatro partes. En la parte superior derecha, debéis escribir 3 cualidades que os gustan del otro como persona; en la parte superior izquierda, escribid 3 cualidades que os disgustan del otro como persona y en las partes inferiores, se repite la misma operación, sólo que esta vez las cualidades hacen referencia al otro como pareja. Cuando lo tengáis, comparáis sin discutir. Es probable que os llevéis más de una sorpresa
- Tener una buena conexión emocional. Empatizar con nuestra pareja, saber si está pasando un mal día, si no se encuentra bien, mandarle un simple mensaje de apoyo. Trabajar la “cuenta bancaria emocional” y saber que no debemos estar nunca en números rojos porque, entonces, no seremos una pareja feliz
- Sois un equipo. No hay lugar para individualismos. La toma de decisiones es conjunta y se deben tener en cuenta las opiniones y los puntos de vista de cada uno.
- Superad los problemas. Hay que tener en cuenta que existen problemas que pueden ser resueltos y que son aquellos menos dolorosos o intensos y otros problemas que tienen más tendencia a cronificarse, con los cuales se debe aprender a vivir. De lo contrario, pueden acabar con la relación.
- Dialogar. Sobre todo de esos problemas crónicos que surgen de las diferencias de expectativas, objetivos o metas de cada uno de los miembros. Pero si vosotros sois afortunados y no tenéis esté tipo de problemas, de cualquier manera, dialogad asertivamente sobre vosotros, vuestras emociones y lo que siente cada uno, lo que desea cada uno, lo que soñáis, lo que pensáis, lo que necesitáis. Es la única forma de que, por encima de todo, os sintáis amigos y compañeros, paso anterior al amor.
- Apasionaos. La conexión emocional se completa con la conexión física y una pareja que tiene buenas relaciones sexuales mantiene una relación más plena y segura.
Y si surgen problemas, ¿qué hacemos? Según Gottman existe un modelo en cinco pasos que permite resolver los problemas de pareja con tendencia a la cronicidad:
- Plantear. Hay que poner sobre la mesa el problema que tiene la pareja de la forma lo más objetiva posible, huyendo de la critica o el resentimiento. Usa frases como “ yo creo/pienso/opino…”, “desde mi punto de vista…” en lugar de frases que empiecen con “tú eres”, “tú has hecho/no has hecho”, que tienden a ser recibidas como culpabilizadoras por el otro miembro de la pareja. Hay que ser claro, no dar rodeos, no hay que cambiar de tema, ser respetuoso, educado,…
- Destensar. Intentad daos acciones y/o palabras que, en un momento determinado, puedan disminuir la tensión del ambiente.
- Relajación. En cuanto vayáis a perder la calma en la discusión, justo en ese momento, en que se pueden empezar a decir que no se piensan, se puede hacer el ejercicio de los 20-40 minutos de parada que he indicado antes o bien una variante que sería igual pero cada uno en una habitación. Hacéis un ejercicio de respiración diafragmática, relajación o algún pequeño ejercicio de mindfulness.
- Acuerdos. Tras exponer la situación y debatidos vuestros puntos de vista, llegad a un compromiso o acuerdo. Según Gottman, también aquí se puede aplicar un pequeño ejercicio; cada uno de los dos miembros de la pareja, debe coger un folio y dibujar un circulo grande y, en su interior, un círculo menor. En este cada miembro escribe sus puntos innegociables. En el grande cada uno escribe sus puntos negociables. Una vez que hayáis acabado, compartid vuestros círculos y ved vuestros puntos de acuerdo.
- Tolerancia. Ante los errores del otro. De lo contrario, es imposible llegar a acuerdos de compromiso.