Hablar de adolescencia es hablar de miedos y conflictos para muchos padres. De incertidumbre y de cambios no previstos. Una época que da para muchas conversaciones, libros y estudios y, entre tanta información, nos encontramos con Fernando Alberca, considerado como uno de los mayores expertos en educación del mundo. El autor del bestseller “Todos los niños pueden ser Einstein” considera la adolescencia una etapa apasionante y desentraña todos sus misterios en su obra “Adolescentes: Manual de instrucciones”.
La obra de Alberca rompe con viejos esquemas y descubre la adolescencia como un momento mágico en el que la comunicación entre padres e hijos cambia y los pequeños se convierten en adultos y todos sus talentos se desarrollan.
Para Alberca, se trata de “un momento en el que la motivación es clave”. De hecho, Fernando Alberca no considera la adolescencia como una etapa sino que es la vida la que va cambiando y el mismo niño que nos parecía tan bueno, cariñoso, guapo,… está dentro de ese proceso de adolescente que tiende a ser adulto. En este momento, el que considerábamos un niño “necesita ocultar esa dependencia que tenía, dar sentido a su propia existencia, demostrar que es una persona diferente a sus padres”.
En ese proceso nacen las diferencias. Y, sobre todo, cambia el lenguaje y la forma de comunicación. Incluso parece que el adolescente ya no quiere atender nunca más. Como padres debemos saber que nuestros hijos escuchan, saben que lo que les decimos es lo más acertado, saben que lo más importante de su vida lo aprenden de sus padres pero necesitan esa demostración de que son diferentes, de que ya no son tan dependientes y de que son más autónomos.
Las emociones están a flor de piel. Y el adolescente razona sobre su futuro. “Tenemos que hacer una revolución invertida. Tenemos que racionalizar nuestras emociones y emocionar nuestra razón”.
La importancia de mantener la comunicación entre padres e hijos
“Adolescentes: Manual de instrucciones” es un libro que elimina viejos esquemas y llega de un modo práctico al fondo de los problemas de cada hijo, con cariño, acierto y comprensión, dando respuesta a inquietudes como: ¿En qué piensa y qué siente el adolescente?¿Por qué tiene ciertos comportamientos y cómo han de reaccionar los padres ante ellos?¿Cómo alimentar la autoestima de un hijo?¿Cómo interpretar sus gestos y palabras?¿Cómo hacerle entender que sus padres están en su mismo equipo, incluso cuando le corrigen?
“La adolescencia es una etapa fructífera, donde el lenguaje es completamente distinto”, afirma el autor. Las madres y los padres tienen que aprender a entender a sus hijos y a traducir este nuevo lenguaje. Hay que darles la seguridad que necesitan y dejar que nos contradigan. Aprender su nuevo idioma y ayudar a que caminen y crezcan de forma independiente.
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